miércoles, 3 de abril de 2024

2485 (X 3/4/2024) Tr28.El Cuento del Girasol Rebelde

(El relato de este cuento, que bordea la frontera con el chiste, podéis verlo también en la entrada 2407 del 28/10/23. Si aquí se repite es por formar parte del paquete recuperado de GENTE DE TRIANA.

Érase que se era un girasol rebelde. Que por qué le llamo rebelde? Pues porque lo era: en lugar de seguir el curso del sol por el cielo durante el día, él giraba su cara al revés, de oeste a este. Así que todos los girasoles movían sus pétalos mirando siempre al sol hasta que se ponía en el horizonte, menos nuestro amigo que lo hacía justo al revés. Y claro, se le notaba cantidad. (Si te fijabas.)
          Hasta que un día el agricultor que los cuidaba se percató. Y alucinó… Llamó a otros agricultores para que lo vieran y todos se quedaban boquiabiertos; algunos incluso se rascaban la cabeza.
          A los otros girasoles no les gustaba que se hiciera distinguir con su rareza y le hacían el vacío cuanto podían.
       Llegaron científicos de muchos lugares, biólogos, agrícolas, estudiosos de la biodiversidad, y decidieron investigar el fenómeno con calma dedicándole todo el tiempo necesario. Para ello lo trasplantaron a una maceta (de ensayos) y lo llevaron a un laboratorio con todos los instrumentos adecuados, incluyendo papel y bolígrafos para anotar los avances en la investigación. Allí lo sometieron a todo tipo de pruebas hasta que al fin lograron domesticarlo para que hiciera los giros como mandan los cánones de los girasoles, o sea, como “actos reflejos condicionados”.
             (A los compañeros de nuestro héroe no les gustaba que se hiciera notar con su ausencia pero lo echaban de menos, aunque lo disimulaban cuento podían.)
            Y llegó el día en que lo trasplantaron desde la maceta (de ensayos), esta vez a su lugar de origen, donde realizaría sus giros correctos como es costumbre entre los girasoles. Y fijaos lo que son las cosas: esta vez sus compañeros lo rechazaron de nuevo porque interpretaron que su nueva conducta se debía a querer hacerse notar.
             Y aquí termina la historia? Nooo! que tiene su epílogo. Y es que, después, las personas comedoras de pipas de nuestro girasol acabaron todas sufriendo de tortícolis.
Recuerdos


 
     Trumpburger              Cuando madure veremos a dónde llegará 
New Hampshire




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