Los 11 conflictos de Oriente Próximo, más dos en el Yemen, pueden verse en la ilustración adjunta. A lo largo de ese vasto territorio, de cerca de 4 millones de km2 con menos del 6% de la población mundial, las acciones armadas las han ejercido ejércitos regulares (Israel, Irán, Pakistán), milicias apoyadas por Irán (Hamás, Hezbolá, grupos chiíes de Siria e Irak, los hutíes de Yemen) y grupos terroristas como el Estado Islámico o los separatistas baluchíes de Yeish al Adl, en Irán. En la violencia generalizada están involucradas, además, dos potencias nucleares: Israel y Pakistán.
En Cisjordania unos cuatro palestinos
mueren hoy de media allí cada día, principalmente por fuego de soldados
israelíes y de colonos radicales,
que fuerzan el desplazamiento de comunidades palestinas aprovechando que todas
las miradas están en Gaza. Según datos de la ONU, el año acabó con 509 muertos.
Es el triple que el total entre 2008 y 2015.
En el Líbano, donde se asienta
Hezbolá, que se irroga junto con Hamás, la representación de los palestinos, los
israelíes bombardean el sur mientras Hezbolá bombardea el norte de Israel.
Israel amenaza con devolver al Líbano a la Edad de Piedra.
A Siria, que sigue gobernada por Bachar
el Asad, le caen bombas turcas en su frontera norte (Kurdistán) e israelíes al
sur, en Damasco.
Aprovechando la confusión regional,
Irán ha atacado las bases norteamericanas en Irak, que ha pedido a EE.UU.
que retire las bases de su territorio. Irán apoya a los hutíes en Yemen,
los que interceptan a los barcos mercantes del mar Rojo triplicando el precio de
los fletes.
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