Hace tres meses (vide entrada 2105 del sábado 25/9/2021: “Nuevas asignaturas”) no pudimos resistir la tentación de transcribir casi íntegramente un texto de Marta Sanz, izquierdosa que ha merecido suceder a nuestra admirada Almudena Grandes en su tribuna de los lunes en el diario El País. De nuevo nos alegra la vida en su columna del lunes 27 de diciembre, con un texto, “Derechista”, cuya lectura no podemos evitar sugerir.
En él nos confiesa que ha decidido hacerse de derechas. Por muchas razones: “No quiero que nadie me acuse de tener piso. Necesito contratar sin mala conciencia un seguro de salud; decir que la culpa no es mía —soy la presidenta—, sino del personal perezoso que trabaja en centros de atención primaria. Voy a hacerme de derechas para que mi corrupción se disculpe por coherencia con mi sesgo ideológico —ley del más fuerte, el que no corre vuela, zorrería empresarial—. Desde una oposición, amante de la verdad y caprinamente arrojada, acusaré al presidente de los crímenes de Hannibal Lecter y llamaré fea a una ministra. Nadie me denunciará. Conjugaré los verbos prevaricar, especular, explotar, pero no sabré qué significan y desteñiré los vínculos semántico-económicos —¿mande?— que los unen a plusvalía, temporalidad, precariedad. La autocrítica no me destruirá políticamente. Iremos todos a una como Fuenteovejuna y esgrimiré un intelectualísimo argumento: “Váyase a Venezuela”. Voy a hacerme de derechas para no responder ante la judicatura porque no me consta (o no me acuerdo). Para fingir que protejo a quien me voy a zampar. Para reír los chistes de gangosos y decir que el juego de la seducción se ha acabado porque está prohibido violentar a una mujer.”
(Para leer el texto completo vide https://elpais.com/opinion/2021-12-27/derechista.html)
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