El Estado soy yo, que dijo Luis XIV. Como en los tiempos que corren la
Ley se antepone a cualquier otro valor institucional, hagamos las leyes que
hagan falta para servir a nuestros intereses y podremos pregonar que nuestras
actuaciones están todas amparadas por la legalidad. Así el PP derogó la
normativa de Zapatero que obligaba a la televisión a ser imparcial (fue lo
primero que hizo, las ganas que tenían…, puf!) o legisló acortando plazos a los
procesos penales para librar de estos menesteres a los cientos de casos de
corrupción en los que estaban imputados altos miembros del PP. Esto ya era
suficiente para mandar al carajo a esta gentuza, pero no: un impresentable
Catalá, por entonces ministro de Justicia, explicaba esta aberración con la
hipócrita excusa de que “una justicia tardía es injusticia”. No ha habido
ninguna actuación del PP, ninguna en absoluto, que no fuera en contra de los
ciudadanos; todas, absolutamente todas, han tenido como mira y objetivo el
interés electoral de esta mierda de partido.
Traigo esto a colación por
llegar a 58 (cincuenta y ocho, vale? 58, cincuenta y ocho) las veces que el PP
ha zancadilleado la iniciativa de otros partidos para modificar el art. 324 de
la LEC (Ley de Enjuiciamiento Criminal) que el PP cambió antes a su antojo con el fin de reducir los plazos judiciales de instrucciones penales a seis meses (6 meses), para
evitar que los procesos abiertos a más de 900 políticos de este partido pudieran
sustanciarse ya que necesitaban como mínimo dos o tres años si se quería
garantizar los derechos de los procesados como tiene que hacerlo cualquier
juez.
Este es un caso más, de
tantos, donde se muestra el descaro y desparpajo de un gobierno que,
aparentando cumplir las leyes, las acomodaba impúdicamente a sus bastardos
intereses.
El presuntamente corrupto y
corruptor señor Zaplana solicita ser excarcelado para que puedan tratarle la
diabetes, a lo que se ha negado la jueza. El PP califica de inhumana esta
decisión cuando el articulado penal, que considera como único motivo válido de
excarcelación la enfermedad del presidiario si está en “fase terminal”, fue
precisamente impuesto por el PP para evitar este beneficio a otros procesados
que no fueran de este partido!
¿Os acordáis de mi diatriba
contra las modificaciones penales por motivos viscerales (y fines electorales)
que publiqué en la entrada 1676 Justicia? o Venganza? de fecha 26/12/2018? Pues ahora, tras estos nuevos comentarios, espero
que pueda entenderse todavía mejor. Puros oportunismos. No se puede manipular
las leyes, y mucho menos las penales, dejándose llevar en cada caso por la
justificada ira de la familia de la víctima (y mucho menos por intereses
bastardos, inconfesables o personales) como ha ocurrido en el caso de la “prisión
permanente revisable” que se sacó de la manga el infumable Catalá.
Y cuando se trata de
cambiar las reglas de juego a mitad de la partida, ya es que ni te cuento.
Bueno, pues todo esto es lo
que nos esperaría ver y seguir profundizando si tuviéramos la desgracia de
tener de nuevo al PP en el gobierno. Porque estos nuevos cachorros se aprestan
a lo peor, y encima chuleando.
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