Las repúblicas bálticas solo sobrevivieron como independientes poco más de 20 años en el periodo de entreguerras, antes de sufrir las ocupaciones del Ejército Rojo, y otra de la Alemania nazi. Los gobernantes de Estonia, Letonia y Lituania aceleran los planes para demoler los monumentos soviéticos que quedan en sus espacios públicos y erradicar la docencia en ruso de sus sistemas educativos. Cientos de monumentos han sido derribados o retirados e infinidad de calles, parques, teatros o escuelas han sido renombrados.
Lituania
reclamó en solitario en la cumbre de la OTAN de 2008 “la adhesión inmediata” de
Ucrania, fue el primer país en diseñar una estrategia para desvincularse del
gas ruso, y el único aliado que suministró armamento letal al ejército ucranio
entre 2014 y 2018.
En Letonia se acaba de reintroducir el servicio militar obligatorio; Lituania lo recuperó en 2015, y en Estonia nunca llegó a abolirse. Además, las tres repúblicas bálticas han roto todos sus vínculos con la Iglesia ortodoxa rusa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario