¿Sabíais que la ortiguilla, manjar exquisito que recomendamos aquí en Cádiz, es pariente de la medusa?
En un bar de la
playa de la Caleta gaditana ofrecen una fritada de pescaítos con cuatro salsas
diferentes. En mi costumbre dionisíaca de mezclar todo, que en el caso de
comidas produce platos combinados, los revolví despiadadamente lo que ocasionó
tanto risas como broncas de mis acompañantes que habían acudido allí
precisamente para saborear por separado cada una de las salsas, lo cual era el
motivo central de aquella cita. No entiendo ni el motivo de los enfados ni de
las sorpresas.
Observa Alex Grijelmo que el uso del
término disponible en la comunicación comercial está adquiriendo una
presencia atosigante. La herramienta Enclave
RAE, que ustedes tienen disponible, muestra que el uso de este
adjetivo se ha multiplicado por 12 en los últimos 23 años. Así, se ofrecen ahora
“sábanas disponibles en varias tallas” (antes se omitía “disponibles” y no
pasaba nada: sábanas de varias tallas), y se anuncian “camas disponibles en
tres tamaños” (hace años habríamos leído solamente que se vendían camas en tres
tamaños). Las plataformas avisan de que tal o cual serie se halla disponible.
Se lanzan ofertas “disponibles” para suscriptores, quienes hasta no hace
mucho recibían sencillamente ofertas para suscriptores. Los concesionarios
comunican la buena noticia de que tal modelo de automóvil estará disponible en octubre,
en vez de transmitir la mala nueva de que hasta octubre no podrán entregarlo. ¿Por
qué “disponible” se usa tanto? Quizás porque evoca libertad: Cógelo, te vienen
a decir. Está ahí para ti, se halla a un solo clic, a un pasito de nada, es un
dulce a tu alcance que te está diciendo “cómeme”. Claro que para eso hará falta
que tú, a tu vez, tengas disponible lo que nosotros necesitamos a cambio, y que
obtendremos sin que te des cuenta.
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