martes, 27 de diciembre de 2022

2273 (M 27/12/2022) Don Camilo, de Giovanni Guareschi

Esta mañana he visto a una muchacha en la puerta de la UNED esperando lo que fuera, con una pierna doblada apoyada en la pared. Una hora después, a mi regreso, me sorprendió ver que la joven, en la misma postura, todavía seguía allí. Y me acordé de un cuento de Giovanni Guareschi.
        Giovanni Guareschi (nacido en Roccabianca, Parma el 1 de mayo de 1908) fue un periodista y escritor humorista italiano. Su obra, DON CAMILO, de impacto universal, se publicaba por entregas en artículos de prensa que esperaban con ansia y leían con fruición en Italia al final de los años 40 del siglo pasado. (Como luego en España haría Mendoza con SIN NOTICIAS DE GURB.) Creo recordar que a su entierro en Cervia (Rávena), el 24 de julio de 1968, acudieron aviones fletados desde no sé cuántos países. (Y digo yo: se non è vero è ben trovato)
       Don Camilo, que es el robusto arcipreste de Ponteratto (circunscripción imaginaria, en todo caso en la región de la Toscana) habla con el Cristo del altar mayor de su iglesia, y tiene como antagonista al alcalde Peppone, comunista convencido, en un pequeño pueblo de provincia llamado Brescello. Sus continuas peleas y discusiones, sobre temas tanto teológicos como sociales, políticos, y hasta futbolísticos, son tan entrañables como divertidas. Don Camilo del católico Guareschi hizo por la aceptación de los comunistas en los años 50 tanto o más que lo que contribuyó el Real Madrid, desde la Copa de Europa en 1955, al entendimiento sin prejuicios entre europeos que era necesario para la implantación y desarrollo de la UE.
           Y a lo que iba, el cuento:
          Un muchacho adolescente se encontraba recostado en un poste de la luz, cerca de una estación ferroviaria, en pleno campo, cuando vio pasar en bicicleta a una linda ragazza que le sonrió y a, gritos, sin dejar de pedalear, le preguntó: me esperarás ahí?!
     Unos años más tarde los viandantes que paseaban por el lugar podían contemplar un esqueleto apoyado en un poste de la luz, en pleno campo, no muy lejos de una estación ferroviaria.
     

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