En Cuba todo sigue igual.
Hace 15 años viajé a
la isla caribeña por tercera vez. En esta ocasión me alojé durante tres meses
en una casa privada del "reparto" de Víbora, donde escribí mi novela
"Andrómeda Cubana", diez años antes de que muriera Fidel.
Diez años que no han
sido todavía suficientes para llevar a la práctica la apertura económica y
política tantas veces prometida. Decenas de opositores al régimen siguen
encarcelados y la convocatoria de la marcha cívica que debería encabezar Yunior
García, recién huido a Madrid, volvió a toparse con el rechazo frontal del
régimen que la prohibió y vinculó a "planes subversivos" dirigidos
desde Washington.
En Cuba todo sigue
igual. O peor.
Y como en todos los casos de represión, los cubanos reaccionan con chascarrillos sarcásticos como éstos: Ante la persistente escasez de alimentos, dicen que los letreros "no les den comida a los animales" han sido sustituidos por "no se coman la comida de los animales", o peor aún "no se coman los animales". Y en qué se parece un coco a una nevera? En que los dos sólo tienen agua dentro. Para poder gestionar una vivienda que no se habite hay que tener fe: Familiar (dueño de esa vivienda) en el Extranjero. Etc.
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