El recurso “es que no nos entendéis”, repetido como un mantra
por los secesionitas catalanes desde hace años,
- es un blindaje de una
obcecación más que una lamentación por la falta de diálogo;
- es a la vez causa y efecto de la fractura
que sufre Cataluña (algo que muchos independentistas no quieren entender);
- es una verdad como la copa de un pino si se
refiere a los políticos;
- es el argumento propio del creyente en una
fe, sea de una religión o de un nacionalismo;
- es un recurso
emocional que no acepta un marco racional para un diálogo.
Antes de reproducir
un resumen de un texto ajeno quiero denunciar que el joven que incendia las
calles de su ciudad, si no es un profesional de la violencia, es menos responsable de sus actos que quienes le inducen a
hacerlo y que los verdaderos culpables del caos del cual se esconden, como
ratas en las alcantarillas del poder, son los autores intelectuales, en este
caso los políticos taimados de la independencia unilateral y pacífica (oxímoron donde los haya).
Procedo (a la cita
del texto ajeno ¿Incomprensible? de Iñigo
Torres Estévez): “… se instrumenta
la ciudadanía como estrategia de conquista del poder, en un proceso de abajo
arriba, pero impulsado, claro está, por los de arriba…. (algo que ya) propuso
Gramsci para provocar cambios sistémicos mediante la instrumentalización de la
sociedad… El independentismo ha superado los mecanismos objetivos de la razón
política incidiendo en los elementos subjetivos del individuo: la moral, las
emociones y la identidad. Pues bien, la construcción de esta voluntad popular
nueva, “la voluntad de un pueblo” que anunciaba Artur Mas es, según la teoría
de Gramsci, la etapa anterior a la lucha por la hegemonía política, no la lucha por la independencia… El catalizador del conflicto es el manejo de la frustración social que
genera el concepto del “derecho a decidir” que es el rol de las masas (tsunamis). El conflicto institucional y
social permanente no se propicia para lograr la independencia, sino para
visibilizar la represión y ensanchar la base
social catalana. La política de confrontación y el artículo 155, al menos en un primer
momento, representaría otro éxito del procés... El referéndum del 1-O no
perseguía consultar a la ciudadanía, sino visibilizar una opresión ilusoria y,
en particular, sembrar una frustración insoportable, fundamental para ampliar
la base hacia los no nacionalistas. En esta lógica la verdad se define como lo
que genera realidad, es decir, lo que tiene capacidad de seducir a las masas,
aunque sea una gran mentira” (la fakenews,
la postverdad del elefante de Lakoff).
No hay comentarios:
Publicar un comentario