En metáfora de M. Vicent los
líderes políticos nos han ofrecido el magnífico espectáculo de la berreá
enredándose las cuernas para ver cuál de ellos será el dominante.
Iglesias, Casado, Rivera y Sánchez
irrumpieron en la política como elefantes en una cacharrería para regenerarla y
en menos que canta un gallo la han dejado ya oxidada.
Nosotros, los sufridos espectadores, hemos
podido constatar: que las discusiones, gritos, insultos, las discusiones sobre
las discusiones y las profundas desavenencias entre los púgiles no han versado
sobre política sino sobre ellos mismos, los políticos; que qué habremos hecho
para haber merecido la condena de Sísifo, el que tenía que acarrear piedras de
tm de peso a la cima del monte de Corinto para dejarlas caer y subirlas de nuevo ininterrumpidamente;
y que encima nos echen a nosotros la culpa de este desaguisado, por no haber dotado
de suficientes votos a ningún partido político que pudiera formar mayoría, y
así ellos, los pobres, qué otra cosa podían hacer? Ya lo dijo el presidente en
funciones el mismo día que anunció las nuevas elecciones: eh! mindundis, pringaos! (dirigiéndose a nosotros, como lo indica lo que sigue:) “pedimos a los
españoles (esos somos nosotros) UNA MAYORÍA MÁS CLARA el próximo 10 de
noviembre”, chalaos, a ver si nos aclaramos de una puñetera vez, que votamos lo
que votamos, joder!… y así nos va.
Por otra parte, ¿cómo podrán pedirnos un
voto de confianza a los sufridos electores cuando ellos mismos nos han dado el
mejor ejemplo del fracaso debido a su mutua desconfianza?
Cierro el tema con un extracto de un
artículo de Mariam Martínez- Bascuñán: “…el 15-M reaccionó sobre todo contra un
problema más profundo: el ensimismamiento de la clase dirigente, encerrada en
la burbuja de unos aparatos de partido que, convertidos en meras máquinas
electorales, se habían alejado de la sociedad que decían representar…, exigencia
de una regeneración política y moral ante una corrupción sistémica responsable
del deterioro institucional… haciendo depender el problema de la corrupción
únicamente de los jueces, se hurta a la ciudadanía un plan político
regenerador. El fichaje de Ayuso, por ejemplo…, además de apuntalar la
corrupción que decía venir a erradicar, muestra una ignorancia supina de lo que
es un partido liberal de centro… Pero el fiasco de los líderes de la derecha no
hace menos inexplicable los pecados de la izquierda. Ni siquiera el Brexit
parece haber servido a Sánchez para entender el peligro de dejar el destino de
un país en manos de tecnólogos obsesionados con el cálculo de estrategias
electorales o de comunicación. Y qué decir de Iglesias, reducido al burdo
interés de partido en la penosa distribución de los despojos del poder…”
The show must go on.
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