Lesbianas, gays, transexuales (o transgénero),
bixesuales, intersexuales… y a veces se le añade un + para no limitar las
posibles diversidades (Otros lo escriben LGBTI).
Tenemos el caso de Cora que con tres años ya sabía lo que
quería, ser niña. O el de Munir Baatur que, con 48, se postula como candidato a
la presidencia de Túnez por el Partido Liberal Tunecino, siendo abiertamente
homosexual, delito que en su país se castiga con cárcel. Es el primer
presidenciable que se declara gay en el mundo árabe.
LOVE IS NOT A CRIME |
Munir Baatur preside una asociación para la defensa de los
derechos de la comunidad LGBTI desde que esta actividad (la defensa de los
derechos, no la homosexualidad) fue legalizada en el 2011, y preconiza una
estricta separación entre religión y política en la esfera pública. Entre sus objetivos
están hacer aflorar la economía sumergida que puede acercarse al 40% del PIB,
despenalizar la homosexualidad (love is not a crime) y reconocer el derecho de los transexuales a
cambiar su estado civil legalmente sin necesidad de operarse. El año pasado llegaron
a 130 los detenidos por el “delito” de ser gay.
Ya tiene las 10.000 firmas
necesarias para registrar su candidatura. Dado que sus antecedentes penales
podían impedirle postularse, pues estuvo encarcelado tres meses por su
condición homosexual, y la ley electoral exige un pasado penal inmaculado, se abre
un conflicto legal a tres meses de las elecciones legislativas y cuatro de las
presidenciales. Una posible solución sería una sentencia del Tribunal
Constitucional que declarara la tipificación de este “delito” como contrario a
la Carta Magna. Pero éste lleva cinco años constituido sin que se pongan de
acuerdo sobre el nombramiento de los magistrados.
A pesar de la
apertura legal sobre este tema, la sociedad sigue anclada en las viejas
tradiciones y sólo un 7% acepta de buen grado las prácticas homosexuales,
cuando en Sudán llegan al 17%, en Marruecos al 21 y en Argelia a un 26.
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