Pere Ysàs, profesor de
Historia en la Universidad Autónoma de Barcelona, publicó una carta, según nos
informa Javier Cercas, el pasado 12 de febrero, que basta por sí sola para
desarbolar la acusación contra el juicio del procés propagada
por los políticos separatistas y sus turiferarios mediáticos: la de que no se
trata de un juicio justo, sino de un linchamiento.
Primera pregunta: “¿Los dirigentes independentistas catalanes
considerarían legítimo que una futura mayoría parlamentaria del Congreso de los
Diputados, argumentando disponer de un ‘mandato democrático’ porque figuraba en
sus programas electorales, decidiera que la Administración central recuperara
unilateralmente competencias transferidas a las comunidades autónomas,
vulnerando lo establecido en la Constitución y los estatutos de autonomía?”.
Segunda pregunta: “¿Considerarían un ataque a la democracia y a
los derechos fundamentales que el Tribunal Constitucional anulara tal
legislación?”.
Y tercera y última: “Si, pese a ello, se intentara imponer
transgrediendo la legalidad y desobedeciendo a los tribunales, ¿considerarían
que no existirían responsabilidades de quienes así obraran?”. Sobran los
comentarios.
Claro que si fuesen capaces de
aceptar esta crítica racionalmente no necesitarían preguntarse lo que Ysás
proponía. Y si no están por la labor, ni leerían jamás esto ni, caso de leerlo,
les afectaría.
Juan Sabino del Río Martínez, mexicano de
Colima contaba que su hijo acababa de pronunciar su primera palabra y que ésta
no había sido ni “papá” ni “mamá”, sino “Puigdemont”. Contaba también que su
mujer le había implorado que dejase de ver las noticias, le había advertido que
se estaba volviendo loco y que en realidad su hijo sólo había soltado
pedorretas. Indignado, Del Río también aseguraba que su nevera gorgoteaba
frases en catalán, tipo “Adéu Espanya”, o en inglés, tipo “Welcome to the
Catalan Republic”. Al final lamentaba que su mujer le hubiese prohibido de
manera terminante ver la televisión, escuchar la radio y navegar por Internet.
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