jueves, 9 de mayo de 2019

1809 (J 9/5/19) El idiota

Es la segunda vez, que yo recuerde, que una puesta en escena de un relato, sea novela o teatro, “supera” la fuente escrita. La primera fue “My Fair Lady”. Vimos “El Idiota” en el María Guerrero el último día, por los pelos, el 7 de abril, casi nos la perdemos. Y al decir que la supera me refería a que la hace más cercana, asequible, inteligible, sin el esfuerzo necesario para leer más de 600 páginas de Fiodor Dostoyevski. Ya prometía, siendo el guionista Collado y el director Gerardo Vera. Y no defraudaron.
     Es la segunda vez, también, que detecto una denuncia contra la inocencia. La otra fue “La persona de Setzuán”, o Szechwan, de Bertolt Brecht. El autor no nos explica el motivo, pero nosotros lo intuimos: la inocencia produce destrozos en su entorno por ser ajena, y por lo tanto hostil, en una sociedad compleja de intereses bastardos donde prima la codicia, el egoísmo, la mezquindad y la incultura. En medio de tanta podredumbre brota la flor y la luz en la inocencia, la pureza, la generosidad y la altura de miras y desprecio del dinero, que se encarnan en la prostituta Nastasia Filippovna. Cuando leí este libro en los años 60 llegué a creer que el príncipe Myshkin, epiléptico, encarnaba a un personaje mitad Cristo mitad don Quijote, destrozando jarrones de la dinastía Ming y también las vidas de quienes le trataban.
    La obra se cimenta en tres personajes, además del príncipe Myshkin, los tres femeninos: Filippovna, prostituida desde su nacimiento, que demuestra una exquisita dignidad y que rechaza a Myshkin para no cotaminarlo; Aglaya que se enfrenta con Filippovna por impedir a Myshkin decidir por sí mismo, y la Generala que sabe adaptarse al medio, cualquiera que éste sea, en defensa de sus propios intereses.
      Todos los personajes que rodean a Myshkin no pueden evitar dejarse fascinar por él, pero al mismo tiempo sienten un profundo terror ante esa mezcla de orgullo, pasión e inocencia que a todos les desborda. Este es el personaje, este “idiota” que no lo es tanto y que ya forma parte de los grandes personajes de la literatura de todos los tiempos.

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