La izquierda está llamada a servir de motor del cambio cultural
hacia una sociedad más igualitaria y tolerante. Su influencia en el desarrollo
de la vida social no es lineal sino que avanza en dientes de sierra. Sus
objetivos son la protección de los derechos fundamentales, la igualdad
económico-social, la libertad en todas sus ramas y en especial la de expresión
y pensamiento, la igualdad de sexos, la aconfesionalidad real del Estado, la
pena de prisión reintegradora y la enseñanza laica, entre otras, ésta última
para evitar adoctrinamientos y fomentar el espíritu crítico del adolescente.
Dado que el ocaso
en el horizonte marcaba la mansión del Tártaro y de Gea, la Diosa Madre Tierra,
situada a la izquierda mirando al Norte, con la llegada del Dios Patriarca Zeus
se estigmatizó la cultura secular de la comunidades maternales que, al ser
calificadas de siniestras contaminó a
este adjetivo como perverso. El nuevo orden patriarcal trajo una nueva ley,
Derecho, que se confundiría con lo Correcto. Por eso la izquierda es conocida
también como siniestra.
Retóricas aparte, la izquierda europea,
Podemos-Unidas en España, Libres e iguales en Italia, Francia insumisa y Syriza
en Grecia, obsérvese su reducto mediterráneo, así como la Izquierda en
Alemania, compiten con los partidos socialdemócratas que realizan incursiones
en sus caladeros. A este primer factor de debilitamiento de la izquierda dura
se añade el rechazo de inmigrantes por una sociedad algo contaminada de
xenofobia. Un tercer motivo de su debilidad son los conflictos internos de sus
partidos que, alardeando de su naturaleza asamblearia, no muestran la
estructura más rígida de los conservadores. Añádase la escasez de líderes intelectuales
que refuercen su bienintencionada ideología que sufre el estigma de obsoleta. O
que la prioridad de un desarrollo económico les obliga a ser pragmáticos en la
política lo que puede traducirse como una traición a sus ideas, por no decir principios.
El caso es que la
griega Syriza tiene un 26% de intención de voto contra el 35% que tenía en el 2015;
FI de Mélenchon logró casi un 20% en las presidenciales de 2017 mientras que
ahora no llega al 10%; tampoco llega al 10% la Izquierda en Alemania, y
Polonia, Hungría, Italia… sufren un sarampión de patriotismo ultraderechista. Y
en cuanto a España el PSOE se ha declarado abiertamente socialdemócrata y
preferiría una coalición gubernamental con los liberales de C,s antes que con
Podemos.
La izquierda
europea ha perdido su fuerza en liderar las ideas progresistas. Necesitan
nuevos líderes que hagan de revulsivo.
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