Podemos protestar a la vez porque no nos hagan caso y porque nos
lo hagan?
La pregunta se la hace
Sergio del Molino a cuento de la respuesta de un niño de 13 años, el único menor de
edad de su pueblo, a una pregunta que le hizo una cadena de televisión que
filmaba un reportaje de la localidad, “sobre el medio rural en el presente
campo español”, tal como le explicaron. Le preguntaban si no echaba de menos
jugar con otros chavales de su edad. Y Adrián Beovides, que tal era su nombre,
sin más contestó: “Estoy muy a gusto solo, así nadie me toca los cojones”. O
sea, dejadme en paz.

Nos molesta no ser
escuchados pero al mismo tiempo no queremos que nos toquen los cojones. Por eso
a la pregunta, repito, ¿podemos protestar
a la vez porque no nos hagan caso y porque nos lo hagan? la respuesta para
Sergio Molino está clara: por supuesto que sí. Adrián Boavides contestó de esa
manera porque, conscientemente o no, estaría harto de que le trataran como una
curiosidad etnográfica o como un tipo folclórico. Quiere, como todos, que le
hagan caso, pero que le dejen en paz si el caso que le van a hacer es para eso,
para enriquecer un reportaje sobre el “medio rural en el presente campo español”,
o sea, para ilustrarlo, Adrián de estampita. Aunque para ello tenga que dejarse
reducir a una caricatura para las pantallas de televisión.
Hay muchos
otros (la mayoría?, no creo…) que darían lo que fuera por salir en la tele.
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