miércoles, 24 de abril de 2019

1794 (X 24/4/19) La Harvard WorldMUN 2019 en Madrid

Harvard World  Model United Nations, Madrid 2019
La Universidad de Harvard no está en Boston sino en el municipio de Cambridge, al otro lado del río Charles. Es elitista, en un Estado, el de Massachusetts, donde la abundancia de latinos hace que hasta los letreros del metro estén en castellano y cuyos tribunales de justicia sean más progres que las leyes vigentes.
Antonio Fabregat
Pues bien, la Universidad de Harvard organiza torneos de oratoria el último de los cuales ha tenido lugar en Madrid, en marzo del 18 al 22, nos informa Elisa Silió. Han participado más de 100 colegios multiplicando por cinco las cifras de sus inicios en el 2010, con más de 2.200 delegados, 300 de los cuales de Universidades españolas. Sobresalen los venezolanos. El año 2017 quedó campeón de debate en inglés el madrileño Antonio Fabregat, de 23 años. Los dos temas de discusión en Madrid han sido una simulación de una sesión plenaria en la ONU y el otro sobre la Transición en España. A Santiago Carrillo lo representaba una india, discutiendo con los dobles de Fraga y don Juan de Borbón sobre si hacía falta o no controlar al Ejército. Entre los asistentes no faltaban miembros de la academia militar West Point o de la policía de Nepal. En una sala el debate era a gritos. 
   Con Harvard tengo yo una espinita clavada en mi corazón. Por la buena calificación que conseguí en mis estudios de postgrado en McGill University un profesor (ya jubilado como asesor que fue de Bill Clinton) me animó a solicitar mi ingreso con beca en Harvard, de otro modo no habría podido, para un doctorado en derecho internacional. Y a tal fin, redactó una carta de referencia ensalzándome de tal manera que aún me sonrojo al recordarlo después de bastantes años. Yo no acababa de creérmelo. Pero me lo creí, y ésa fue mi perdición, quiero decir que es el motivo por el que siento que esa Universidad tiene algo pendiente conmigo. El paso del tiempo me permite contaros esta batallita, o al menos yo me lo permito. Porque no me aceptaron, no, señor. Supongo que otro gallo me habría cantado si junto con la solicitud de admisión hubiera adjuntado un cheque en lugar de pedir beca.
    Años después, en una de mis visitas a Boston, intenté publicar un par de papers en la Universidad de marras para lo cual me entrevisté con su bibliotecario(*). Cuando este señor vio que en uno de los dos trabajos yo citaba a Frazer, denostado en los medios académicos tanto como Freud y en algunos casos Darwin, no quiso saber más y me los devolvió, tal cual, sobre la marcha. ¿Entendéis ahora mi nostalgia y que sienta que tengo una espinita clavada en el corazón?
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(*) El doctorado lo hice, pero en Madrid. Y los trabajos se publicaron, sí, pero en el Anuario de la UNED.

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