"O nosotros o el caos", es el mantra que más repiten los del PP, para meternos miedo. Y que los votemos a ellos, que son los buenos.
El miedo puede llegar a bloquearnos, dejándonos sin capacidad para reaccionar, al tiempo que nos hace sumisos para ser protegidos por quien nos amenaza. Es lo que ocurre con los miedos que nos infunden los políticos (por los males que sufriríamos si no ganara su partido las votaciones) y los sacerdotes (el infierno, sin ir más lejos, y la muerte, sobre todo la muerte) que nos anuncian perjuicios al tiempo que se nos ofrecen como salvadores.
El miedo puede llegar a bloquearnos, dejándonos sin capacidad para reaccionar, al tiempo que nos hace sumisos para ser protegidos por quien nos amenaza. Es lo que ocurre con los miedos que nos infunden los políticos (por los males que sufriríamos si no ganara su partido las votaciones) y los sacerdotes (el infierno, sin ir más lejos, y la muerte, sobre todo la muerte) que nos anuncian perjuicios al tiempo que se nos ofrecen como salvadores.
La RAE lo define como “angustia por un
riesgo o daño real o imaginario”, tanto como “recelo o aprensión que alguien
tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea”. La ansiedad es un
miedo exasperado que puede llegar a ser una patología clínica.
El miedo es útil para evitarnos
riesgos innecesarios. El temor a una agresión nos incita a la huída si
no nos sentimos capaces de contrarrestarla. Cuando vemos peligro en todo el
entorno, sin discernir lo que realmente nos agrede, caemos en la paranoia.
No es valiente, sino irresponsable o
inconsciente, el que no sienta miedo. Es valiente quien se enfrenta con los
miedos y, mirándolos de frente, los supera. Digo mirar de frente porque muchos
miedos se sustentan en el propio miedo y desaparecen como humo cuando los
afrontamos, por el mero hecho de enfrentarlos.
Contra el miedo propongo tres remedios: humor
(reírse de uno mismo), cinismo (reírse de todo) y conocimiento (para contener
con criterios propios las continuas influencias ajenas).
El miedo puede tener motivos objetivos
pero también puede generarse dentro de nosotros mismos. En todo caso el
ingrediente que subyace en todos los miedos es el desconocimiento de su origen
o sus efectos. Y, por último, el miedo es irracional. Lo cual no lo
invalida pero sirve para entender que cuando se conoce de dónde viene y cómo
puede afectarnos, estamos en mejor situación emocional para superarlo(*). El
miedo al rayo de nuestros antepasados era muy superior al que padecemos en la
actualidad porque desconocíamos su naturaleza y cómo podemos protegernos. Es
por eso que decimos que las personas menos cultas son más influibles por el
miedo que las personas pertrechadas de
conocimientos.
Y es por eso que decíamos al comienzo de
este texto, y no nos hace duelo repetirlo, que el miedo puede llegar a
bloquearnos, dejándonos sin capacidad para reaccionar, al tiempo que nos hace
sumisos para ser protegidos por quien nos amenaza. Es lo que ocurre con los
miedos que nos infunden los políticos y los sacerdotes que nos anuncian
perjuicios al tiempo que se nos ofrecen como salvadores.
“O nosotros o el caos”, no para de
repetir el del PP, como si no fueran ellos el caos. Y chillan a grito pelao:
“¡Nosotros, nosotros somos el centro moderadooo…!”
_______________
(*) No me puedo resistir a
contar el relato de un enfermo agobiado por la aparente gravedad de su
dolencia. Diagnosticado por el médico de que padecía un cáncer terminal,
respiró aliviado: “Al menos ya sé lo que tengo”. Era desconocer lo que
tenía, no saber a qué atenerse, lo que le resultaba insoportable
No hay comentarios:
Publicar un comentario