viernes, 22 de febrero de 2019

1732 (V 22/2/19) Miedo(s)

"O nosotros o el caos", es el mantra que más repiten los del PP, para meternos miedo. Y que los votemos a ellos, que son los buenos.
     El miedo puede llegar a bloquearnos, dejándonos sin capacidad para reaccionar, al tiempo que nos hace sumisos para ser protegidos por quien nos amenaza. Es lo que ocurre con los miedos que nos infunden los políticos (por los males que sufriríamos si no ganara su partido las votaciones) y los sacerdotes (el infierno, sin ir más lejos, y la muerte, sobre todo la muerte) que nos anuncian perjuicios al tiempo que se nos ofrecen como salvadores.
       La RAE lo define como “angustia por un riesgo o daño real o imaginario”, tanto como “recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea”. La ansiedad es un miedo exasperado que puede llegar a ser una patología clínica.
         El miedo es útil para evitarnos riesgos innecesarios. El temor a una agresión nos incita a la huída si no nos sentimos capaces de contrarrestarla. Cuando vemos peligro en todo el entorno, sin discernir lo que realmente nos agrede, caemos en la paranoia.
        No es valiente, sino irresponsable o inconsciente, el que no sienta miedo. Es valiente quien se enfrenta con los miedos y, mirándolos de frente, los supera. Digo mirar de frente porque muchos miedos se sustentan en el propio miedo y desaparecen como humo cuando los afrontamos, por el mero hecho de enfrentarlos.
    Contra el miedo propongo tres remedios: humor (reírse de uno mismo), cinismo (reírse de todo) y conocimiento (para contener con criterios propios las continuas influencias ajenas).
     El miedo puede tener motivos objetivos pero también puede generarse dentro de nosotros mismos. En todo caso el ingrediente que subyace en todos los miedos es el desconocimiento de su origen o sus efectos. Y, por último, el miedo es irracional. Lo cual no lo invalida pero sirve para entender que cuando se conoce de dónde viene y cómo puede afectarnos, estamos en mejor situación emocional para superarlo(*). El miedo al rayo de nuestros antepasados era muy superior al que padecemos en la actualidad porque desconocíamos su naturaleza y cómo podemos protegernos. Es por eso que decimos que las personas menos cultas son más influibles por el miedo que las personas  pertrechadas de conocimientos.
     Y es por eso que decíamos al comienzo de este texto, y no nos hace duelo repetirlo, que el miedo puede llegar a bloquearnos, dejándonos sin capacidad para reaccionar, al tiempo que nos hace sumisos para ser protegidos por quien nos amenaza. Es lo que ocurre con los miedos que nos infunden los políticos y los sacerdotes que nos anuncian perjuicios al tiempo que se nos ofrecen como salvadores.
      “O nosotros o el caos”, no para de repetir el del PP, como si no fueran ellos el caos. Y chillan a grito pelao: “¡Nosotros, nosotros somos el centro moderadooo…!”
_______________
(*) No me puedo resistir a contar el relato de un enfermo agobiado por la aparente gravedad de su dolencia. Diagnosticado por el médico de que padecía un cáncer terminal, respiró aliviado: “Al menos ya sé lo que tengo”. Era desconocer lo que tenía, no saber a qué atenerse, lo que le resultaba insoportable

No hay comentarios:

Publicar un comentario