Mi
amigo Alberto se sometió a un TAC, o lo que fuera, para averiguar si un tumor
que le detectaron era maligno. Nada más acabar la sesión decidió celebrarlo. Con
un helado de nata que le había prohibido terminantemente el dietista que le
amargaba la vida pero que él obedecía a rajatabla. Pero celebrar el qué? Si el tumor era
benigno, está claro, porque era benigno. Y si fuera maligno? Pues porque entonces le
quedarían tres telediarios y tendría que disfrutarlos sin remilgos. Así que se
tomó un helado… con tres bolas, de fresa, chocolate y nata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario