Lecturas de
terceros, ajenas pero cercanos
1. “Regalo de
bodas” (Juan José Millás)
Cuando el PP aseguró que ya hizo lo que tenía que hacer en relación a
Bárcenas, muchos pensamos que se refería a la amnistía fiscal, que no es poco.
Sacar un decreto, o lo que sea, redactado a la medida de las necesidades de un
amigo, cuando la mayoría de los contribuyentes usamos prendas fabricadas en
serie, constituye una declaración de afecto extraordinaria. Recuerda al dos por
uno de Felipe González. Si se cargan a Alfonso, me voy yo, les saldrá barato,
declaró en un acto de amor excepcional también, igual que cuando un loco
alquila una avioneta para escribir “TE QUIERO PAQUITA” entre las nubes.
La televisión se ha
aprovechado mucho de este tipo de manifestaciones públicas, porque no hay nada
más televisivo que el ridículo. Pero si se hiciera un reportaje de las uniones
selladas bajo la mirada de la audiencia, comprobaríamos que muy pocas han
resistido el paso del tiempo. A mayor ruido en la declaración pública, menos
amor en la vida privada. González y Guerra viven desde hace mil años separados,
cada uno por un sitio, ni se llaman ni se escriben. Ya ven lo que ha durado
también la pasión amorosa de Rajoy por Bárcenas, de quien dijo cosas que da
vergüenza reproducir ahora. Pero, con todo y con eso, le hizo un traje fiscal
ad hoc (qué rayos significará ad hoc) que nada tiene que envidiar a los que El
Bigotes regalaba a Camps. Un traje fiscal que se adapta a su dinero negro como
un guante de látex a los dedos de un cirujano. El PP insiste en que ellos ya
han hecho lo que tenían que hacer y que ahora debe hablar la justicia. Bueno,
vale, que hable, pero que no preste atención a las palabras de amor de Rajoy a
su extesorero, pues eran pura retórica. Que se fije en ese regalo de bodas
extravagante llamado amnistía fiscal. Ese obsequio va a dificultar mucho el
divorcio, sobre todo si Bárcenas no quiere.
(No sé si fue intencionado, pero el
resultado es ése: que para taparse a ellos mismos, tienen que tapar a Bárcenas)
2. Carta al director del
diario El País
( “Tiempo de hogueras”, Carmen Martín Moreno, de Madrid)
Huele a chamusquina.
“Pongo mi mano en el fuego”, resuena casi a
diario como pieza clave del argumentario político (“contra” la corrupción). No han debido enterarse todavía de la poca
confianza que nos inspiran de cuerpo entero, como para que encima nos pidan que
se la tengamos en las manos.
A la
vista del gran número de extremidades superiores que pugnan por recibir para
sus compinches el veredicto absolutorio de las llamas, lo primero que se piensa
es que no habrá suficientes hogueras para dilucidar tanta ordalía.
Por
ello, y con el fin de no contaminar con la emisión de CO2, sería recomendable
que, en lugar de poner tantas manos en el fuego, se pusieran los políticos manos
a la obra en materia de dignidad, honestidad, cordura y responsabilidad en la
vida nacional.
Y si en
todo caso se trata de poner algo en el fuego, mejor que se lancen de cabeza,
con tronco y extremidades, superiores e inferiores.
3. Los
austéricos histéricos
(Paul Krugman)
¿Por qué han perdido su influencia los cascarrabias del déficit en USA? Yo sugeriría estas cuatro razones:
1) Han gritado que viene el lobo demasiadas veces. Se han pasado tres años advirtiéndonos de una crisis inminente: si no recortamos el déficit ya mismo, nos convertiremos en Grecia, Grreeeecia. Pero esa crisis sigue sin llegar. La todavía deprimida economía ha mantenido los tipos de interés en unos niveles bajos casi históricos a pesar del elevado endeudamiento del Estado federal, tal como los economistas keynesianos predijeron desde el principio. Por eso la credibilidad de los cascarrabias ha sufrido un comprensible, y bien merecido, golpe.
2) En segundo lugar, los déficits y el
gasto público, ambos como porcentaje del PIB, han empezado a reducirse, y una
vez más, tal como predijeron desde el principio los que nunca se tragaron la
histeria sobre el déficit... Pero resultaba difícil hacer que esto se
entendiera mientras la reducción del déficit no apareciera en los datos. Ahora
lo ha hecho, y el déficit federal estará por debajo del 3% del PIB, una cifra no
muy alarmante, de aquí a 2015, ha sido una buena cosa dejar que el déficit
aumentara mientras la economía se enfriaba. La voluntad del Gobierno de
mantener el gasto fue una de las principales razones por las que no hemos
vivido una repetición completa de la Gran Depresión.
3) la doctrina contraria, la afirmación
de que tenemos que imponer la austeridad fiscal aunque la economía esté deprimida, ha
fracasado estrepitosamente en la práctica. Ahí tenemos a toda Europa,
al Reino Unido donde la imposición de la austeridad paralizó la recuperación
económica y sumió nuevamente al país en la recesión. Y ahora, incluso Alemania.
4) El movimiento a favor de reducir el déficit no solo tenía una mala base económica; también
tenía mala fe política. Los cascarrabias
intentaron explotar una crisis económica (no fiscal) en nombre de un programa
político que nada tenía que ver con los déficits. Y la mayor transparencia de
ese programa es la cuarta razón por la que los cascarrabias del déficit han
perdido su influencia. Ha finalizado una era. Los cascarrabias del déficit
destacados ya no pueden contar con que se les trate como si su sabiduría,
rectitud y espíritu público estuvieran más allá de toda duda.
P/D: Convocada manifestación en toda España contra este gobierno en Madrid el próximo 23/F
http://mareaciudadana.blogspot.com.es/
Cómo están ustedeees? #LosCumplesDeAnaMato
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