1. El GPS
Cuando se pasa de los 60, o incluso de los
50, preocupan nuevas cosas que antes no nos afectaban. Alzheimer? demencia
senil? es lo mismo? No me acuerdo bien pero creo que se pierde la memoria, como
dicen que le está ocurriendo a García Márquez, y que por eso no escribe, y que
se disipa el reconocimiento de espacios… De pronto, gasolinera a 2kms a la derecha…, oigo bien claro, este GPS suena igual que el de Teresa, y claro!
tengo ya la alarma del depósito encendida…, pero si yo no tengo GPS!
Sobresaltado, aparqué en el arcén para buscar de dónde salía aquella voz. De
dónde iba ser, de la radio. Era un anuncio comercial. Me lo vais pillando? O lo
de ayer, dando un paseo por el pueblo…, que de pronto me percato de que no
reconozco las calles ni ninguna casa. Asustado, me paro a respirar hondo. Y
entonces me percato, claro! cómo lo iba a reconocer si es la primera vez que
visito este barrio donde nunca antes había entrado… Igual, igual que García
Márquez. Pero yo no salgo en los medios como él.
2. Los ricos son diferentes
No son como vosotros y como yo. Es Krugman
quien lo dice, en su artículo de esta semana. La diferencia consiste en que
esperan de nosotros un grado de deferencia, el mismo que nos niegan a nosotros.
Pues piensan que son mejores que los demás. Es por eso que los empresarios a
veces no invierten como debieran, o sería razonable para sus arcas: porque en
esos momentos no se sienten suficientemente halagados, que es su motivación, y
se les baja la autoestima. El egocentrismo, que todos practicamos y necesitamos
en mayor o menor grado, en el caso de los ricos es patológico pues delata su
debilidad psicológica y consiguiente complejo de inferioridad. Sus efectos son
perniciosos, a saber, que no soportan que las normas que se aplican a otros
también se les quiera aplicar a ellos. Hasta aquí el economista profesor de
Princeton. Y ahora añado yo: La necesidad de ser diferentes y halagados más que
un complejo de inferioridad de los ricos es una patología que les incita
compulsivamente a separarse de los indigentes, distinguirse de los pobres, con lo
que se “justifican” (inconscientemente?) cuando toman medidas para masacrarlos,
hundirlos, ponerlos en su sitio, en el que les corresponde. Así se explica que
los políticos españoles vengan castigando a los más necesitados con ensañamiento,
tanto más cuanto más necesitados.
3. Calvario
Joaquín Estefanía nos recuerda que Keynes
recomendaba supeditar las medidas a largo plazo a las que tuvieran efectos
inmediatos. En 100 años, todos calvos. Nuestra capacidad de predicción (en
materia económica) es tan poco fiable que no parece prudente sacrificar una
situación actual por una ventaja futura dudosa. Sobre todo si “ahorran en
perejil para seguir inflándose a caviar”, que cabrea, eh? que cabrea lo suyo. Cuando
el gobierno apela a los frutos futuros de su política actual macroeconómica
olvida los cadáveres y heridos que va a dejar en el via crucis por el camino. Es posible que esto ayude a que proliferen
marginados y poetas: La globalización distorsiona de tal manera nuestra mirada
que acrecienta el tamaño de nuestra soledad al tiempo que nos achica el mundo…
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