Enhorabuena, Francois, pero no olvides que si te han votado en Francia ha sido para que cambies la política europea
1. Sociedades patrimoniales para activos tóxicos

Los que seguís este blog sabéis que me he venido pronunciando en favor de la idea de disgregar los activos tóxicos (morosos de créditos, principalmente hipotecarios, o viviendas embargadas) de los balances de los bancos. Lastra su fluidez, obliga a lentas recapitalizaciones, distrae su actividad financiera con (pre)-ocupaciones inmobiliarias y dificulta su trabajo con tareas en las que no están preparados. Volcar esos inmuebles en sociedades filiales (
vehículos (¿!?) es el nuevo eufemismo que ha utilizado el ministro Guindos, en ese afán compulsivo de engañar al personal aplicando nuevos nombres a situaciones conocidas) permitirá a los bancos dedicarse con más fluidez (y flujo) a su trabajo, al tiempo que se entrega la gestión de esos activos a empresas inmobiliarias que conocen el sector. Hasta aquí la noticia, y nada que objetar. Estamos hablando de cerca de 700.000 viviendas. (Se me escapa qué quiso decir el sr. Rato cuando habló del "riesgo moral" de este sistema). Pero echo de menos una segunda parte. ¿Por qué no se piensa en alquilar esas viviendas (como sociedades de alquiler a nivel municipal, o de cualquier otra manera) con subvenciones
para dar techo a los más necesitados, incluso con opción de compra, haciendo así posible una gestión rentable al tiempo que libera a largo plazo a estas sociedades de los activos transferidos?
2. De nuevo más eufemismos

Ya sabemos del regusto de este gobierno por este zafio recurso a la mentira encubierta en que consisten los eufemismos. Acabamos de ver otro, nuevo:
vehículos, para las sociedades filiales de bancos que gestionen sus bienes inmuebles. Sabemos también de la mala conciencia, así como de la inseguridad tanto de los que los utilizan como de sus argumentos, al tener que contradecirse y mentir como bellacos, aparte del insulto al ciudadano que conlleva su reiterado uso. Pero esto confirma que los gobiernos que pretenden comunicar no comunican, lo que hacen es pura propaganda. Se comienza atemorizando al personal pintando la situación como horrible, tenebrosa, para poder luego tomar medidas (políticas y económicas) que de otro modo no podrían. Y ya queda el terreno preparado para hablar de reformas en lugar de recortes, cambios de ponderación fiscal en lugar del puro y duro aumento de los impuestos, las privatizaciones pasan a ser reorganizaciones funcionales de los servicios públicos y el abaratamiento de los despidos no es sino la reforma laboral para crear empleo.
3. Broncazo al sr. Millás
Son muchas, demasiadas, las veces que leo a J.J. Millás utilizando latinajos y preguntándose después qué coños significarán, cuando realmente lo que debería hacer es preguntarse qué coños hace él utilizándolos sin saber lo que significan. Y así, escribe ipso facto para inmediatamente preguntarse qué (coño) significará ipso facto, en un alarde petulante de gracioso que maldita la gracia que tiene. Como otros utilizan el término in extremis sin saber exactamente cuándo viene a cuento su uso, o incluso de motu propio en lugar de motu proprio, sin "de" y con "r" de proprietas, por no citar más. Yo entiendo, sr. Millás, y vaya por delante mi admiración y mi respeto, no puede imaginarse en cuánto le aprecio, entiendo que utilice o deje de usar los términos latinos, pero lo que no es aceptable es citarlos y luego quejarse (a quién?) de que no los entiende. Aprenda latín, mi admirado tocayo, aprenda latín que no le vendrá nada mal. Vale la pena. Muchas preguntas importantes se responden solas con conocimientos elementales de lenguas clásicas, filología, sociología, antropología o psicología. Aprenda latín, verá qué bien le va. O no lo aprenda. Pero entonces deje de utilizarlos y darnos luego siempre ese coñazo. Vale?
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