Çatal
Huyuk es la primera ciudad en el tiempo, por ahora, en la historia de la humanidad,
allá por el año 7000, o hasta 9000 según algunos, adne. Situada al sur de la
actual Turquía, en el Cáucaso, en el meridiano de Chipre, ocupaba 13 hectáreas.
Y del Cáucaso provino el indoeuropeo que se mezcló con los nativos del
Mediterráneo para hacernos como somos hoy.

Ya al sur de Siria y en Mesopotamia habían “domesticado” el trigo, con
su consiguiente excedente alimentario que, descargándonos de las tareas
más básicas para la supervivencia, nos permitió controlar el tiempo mediante
el calendario solar y el espacio mediante asentamientos estables. Su población
no pasó de los 10.000 habitantes. Añadidle una primitiva urbanización, con calles
y viviendas rectangulares, más o menos alineadas, con acceso por los techos, pero
apiñadas como si formaran un panal de abejas, y ya tenemos la ciudad, en este
caso sin edificios identificables como públicos. Bueno, no tan fácil.
La medida de la desigualdad de renta o riqueza en una población se
realiza con el llamado coeficiente de GINI. La revista PNAS ha publicado los
resultados de unos estudios sobre 53.000 casas de las civilizaciones más
antiguas en cerca de 3.000 yacimientos y ha llegado a la conclusión de que la
desigualdad en los tamaños de las casas, junto con los ajuares de las tumbas, delata
los primeros síntomas de una desigualdad económica y de estatus, aunque aún no
pueden considerarse clases sociales. Pero esta desigualdad no fue inmediata al
dominio de la agricultura, pues antes de que se estableciera la propiedad
privada tuvo que transcurrir un buen período de tiempo de convivencia comunal.
La conformación social comunalista tuvo que estar regida por las
mujeres, mejor diríamos por las madres, en un sistema que llamaremos de
comunidades maternales para evitar su asociación o semejanza con el patriarcal (propiedad
privada, gobiernos, competitividad, etc…), que sólo comenzaría con el papel
relevante del varón al defender con murallas y “ejércitos” las reservas
alimentarias no antes del año 5000.
De esta época datan los restos de Valencina (Sevilla), yacimiento de más
de 400 hectáreas, donde se descubrieron dos tholos, construcciones funerarias
de largo corredor y cámaras circulares, en La Pastora y Matarrubilla, que
algunos, y yo entre ellos, los interpretan como representaciones de vaginas y úteros
al fondo, como más tarde podría verse en la tumba de Agamenón en Micenas (Grecia, circa 1200 adne.)
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