Rusia por un lado y Europa y la OTAN por el otro intentan
seducir a este Estado que en 2023 recibió el estatus de país candidato al ingreso
en la UE. Europa y EEU están cada día más irritados con Tbilisi por su coqueteo
pragmático con Rusia, bajo la influencia de la iglesia ortodoxa georgiana. Pero
el partido del gobierno SG (Sueño georgiano) no olvida los esfuerzos de Moscú
para mantener alejadas de Georgia a Abjasia y Osetia del Sur que se
autodeterminaron aprovechando la desintegración de la URSS en 1991.
Tanto para ingresar
en Europa como para regenerar la vida política en Tbilisi el nuevo Gobierno que elijan los 3,5 mills de votantes mañana, si perdiera el que está gobernando ahora, tendría
que abordar de inmediato las siguientes urgentes tareas: derogar las leyes
antieuropeas que se han promulgado estos últimos meses, amnistía para los
encarcelados por haber sido activos en la oposición y reforma crucial del
sistema de justicia. Realmente se trata de un referéndum.
Una reciente modificación de la Constitución dice textualmente: "Los organismos constitucionales deberán tomar todas las medidas dentro de sus competencias para asegurar la completa integración de Georgia en la Unión Europea y en la Organización del Tratado del Atlántico Norte" (OTAN).
En las elecciones parlamentarias
de 2020 se definieron claramente las dos posturas: la prorrusa y la antirrusa,
ésta proclive al mundo occidental. Tedo Dzheparidze, exjefe del Comité de
Relaciones Exteriores del Parlamento georgiano reconoce que en su país los jóvenes
saben más de fútbol europeo que de la historia de Rusia.
La presidenta, con poderes muy recortados y sin
poder ejecutivo, es Salomé Zurabishvili (desde diciembre de 2018), el jefe del
Gobierno es el primer ministro, Irakli Kobakhidze, líder del partido prorruso Sueño
Georgiano, (desde febrero de 2021), y la tercera autoridad del Estado es el
presidente del Parlamento, Shalva Papuashvili. Pero el que manda, de facto,
es Bidzina Ivanishbili, un magnate que amasó su fortuna en Rusia (4.500
millones de euros, 1/6 del PIB de Georgia).
Zurabishvili lidera una coalición de los
cuatro partidos que se oponen al gobierno de Sueño Georgiano, y son optimistas
al respecto, lo contrario de Bruselas, que teme fuertes irregularidades en las
votaciones y su conteo así como un previsible rechazo a una eventual derrota.
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