lunes, 20 de mayo de 2024

2507 (L 20/5/2024) Tr39.Angel Vela, el archivo viviente de Triana

El Ombudsman de Triana. Si alguien tira una casa, o destroza un corral, o comete cualquier desafuero o agravio urbanístico, que sepa que Angel Vela tiene la casa, o el corral, o lo que sea en su archivo de fotos, postales, anuncios, cromos, o en la tebeoteca, para esgrimirlo como prueba de lo que fue contra lo que fuere. Tres mil postales, algunas de las cuales han servido para la reciente publicación del Monte de Sevilla; todas las casas de Triana fotografiadas; una colección de tebeos que utilizan desde las productoras cinematográficas hasta la TVE, y un archivo ordenado que puede ser utilizado por cualquiera, han convertido lo que fue un hobby de Angel en un acervo de interés colectivo que supera con mucho la intención original del Ombudsman. Lo siento, Angel, pero con el material que tienes ahí ya no puedes hacer lo que quieras. Tendrás que mantenerlo y aumentarlo, por mucho que te agrade.

         Eran las siete de la tarde cuando entré en su casa. Dos horas más tarde decidí que el que escribe estas columnas es un irresponsable si se atreve a seguir publicándolas sin haberse mamado toda la colección del Ombudsman, O sea, kaput.
         -El comic supera al cine. En realidad, es la esencia del cine. Los globos sonoros de las viñetas se adelantaron 27 años a la banda sonora del cinematógrafo. Mi afición al cine deriva de mi colección de tebeos.
        Angel sabe lo que dice. Aparte de que lleve razón casi siempre que habla, lo cual hace poco y mesurado, este hijo de alfarero nació en el Tejar del Husillo hace ya cuarenta años. Desde hace dos forma parte del Comité de Redacción del Revista de Triana. ¿Charlamos? Va:
       Toros? No. Feria? No. Rocío? No. Velá y Semana Santa, enteras. No es hermano de ninguna cofradía porque se siente de todas, en especial de estas cinco: la Esperanza, la Estrella, la de la O, la de la Salud de san Gonzalo y el Cachorro (la Expiración). “Yo no paso del Puente. Las veo todas dentro.”
        La Velá es una fiesta rivereña y, como la Semana Santa, es un foro de encuentro con amigos que se fueron y con momentos pasados que se repiten idénticos. “En unos tiempos en que todo cambia tanto y tan deprisa, las imágenes y el movimiento de la Semana Santa, como los reencuentros en la Velá, permanecen idénticos a los de la niñez”, es el argumento de Angel Vela cuya obsesión es anclarse, él mismo y su entorno, en el tiempo. Es lo que consigue con sus colecciones. Las cuales provoco:             -Toreros de Triana.
    -Marchando. Veamos la T. Apunta: Belmonte, Gitanillo de Triana, Manuel Alvarez el Andaluz, Bombita, Varelito… -y así hasta no sé cuántos que no caben en esta media página-. Pagés del Corro es la calle más torera del mundo, es decir, donde han nacido más toreros.
          -Otra vez los corrales de vecinos.
       -Otra vez los corrales de vecinos, sí, pero no en lo que tenían de miserables. Modernizados, como el Coral del Conde. Eso sí que es un hábitat de convivencia.
         Noto que se me está poniendo cara de cromo. Me veo en el espejo y contemplo con estupor cómo mi rostro se va volviendo plano y toma un color sepia. Froto mis piernas dormidas y mis manos me huelen a azafrán.
        -Lo curioso de Triana es cómo vuelven a ella los trianeros, a tomar una copa los que se fueron a rehabitar en el Trasbétere (¿!) o a vestirse de hermanos los que vienen de Nueva York o Sudamérica.
        Le digo que sí, que el tema me impresiona, pero que debo irme, un compromiso urgente. En realidad es algo así como un mareo que me exige el aire de la calle. Salgo con la espalda pegada a la pared para no dejar ver que mi espesura es la de una cuchilla de afeitar. O la de un sello.
        -Vuelve pronto.
        -Seguro.
     Seguro que lo haré. Entre otras cosas para comprobar si, por segunda vez, después de dos horas y media con Angel, mi reloj sigue marcando exactamente la misma hora, las siete, que eran cuando entré. Es la primera vez que se me para. Ya en la calle se puso en marcha él solo.

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