La caridad se disfraza de activismo: más de 200 grandes fortunas internacionales firmaron un manifiesto durante la celebración del foro de Davos en el que instan a los líderes políticos a que graven más sus beneficios y su patrimonio para combatir la desigualdad en el mundo. Un pequeño porcentaje. La beneficencia derivó en filantropía, revestida de justicia fiscal, pero en el fondo sigue siendo limosnas, caridad.
Si la religión es el opio del pueblo, la esperanza es el cloroformo de los seres humanos. Con una esperanza de una vida mejor (la estafa llega a la venta de parcelas en el cielo) se aguantan mejor las carencias y desgracias de esta vida en la Tierra. Con la esperanza de lo que fuere, nos sometemos sumisos a nuestra situación actual por calamitosa que sea, sin rebelarnos contra ella. Una zanahoria delante de las narices para que la mula camine adelante tirando del carro. La Esperanza y la Religión se han mostrado como los instrumentos de manipulación más perversos y eficaces utilizados por las clases dominantes, la económica y la religiosa.
En nuestros medios nadie desmiente nada. Y una de las funciones principales del periodismo debería ser ésa: des-mentir. Detectar la mentira, desarmarla. Si no lo hacen, se resignan a ser los portavoces o altavoces de un idiota o un falsario, siempre so pretexto de retratar la realidad. Pero retratan, en realidad, a un sujeto que intenta falsear la realidad; si no son capaces de ponerlo en evidencia habrá que preguntarse para qué cuernos sirven. Es lógico que cada día se crea menos en la prensa, no? (Martín Caparrós dixit, y quién no, con él?).
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