Ya
sé que lo que voy a decir escandalizará a muchos lectores. Pero lo voy a decir.
La bolsa de plástico es un invento que
nos facilita mucho las cosas, Como la mayoría de los plásticos. Pero la hemos
satanizado por la horrenda imagen que dan en el fondo de los mares. Craso
error, por desenfoque.
Son
muchos los casos en que una concepción global contradice la individualizada.
Sin ir más lejos, ocurre con las medidas necesarias a nivel comunitario que nos
perjudican en el área personal, como los impuestos y otras muchas análogas o
parecidas. O la macroeconomía cuyos postulados contradicen de plano los de la
economía doméstica: el déficit, el motivo del ahorro, la Deuda, por sólo citar algunos; que al alcalde de Madrid, Conde Mayalde (1952/65), le condecoraran por haber
finalizado el ejercicio económico-presupuestario con superávit fue simplemente
una aberración(*). O la caridad que a nivel personal puede ser
humanitaria pero a nivel público es una injusticia. Etc., etc., etc.
Es lo que ocurre ahora con las bolsas
de plástico: afectados por las imágenes de la tremenda basura que denuncian la
bárbara contaminación de plásticos en el fondo de los mares, castigamos al loro
sin el chocolate de la bolsa doméstica de plástico (y las hay biodegradables) que tanto nos facilita la
compra en el mercado. Una estúpida y simple aberración.
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(*)
La frase que este alcalde más repitió y que fue: "Voy a acabar con el
chabolismo" no la cumplió sino todo lo contrario: su mandato coincidió con
los años del desarrollismo que sembró Madrid de inmensos poblados de
infravivienda como el Pozo del Tío Raimundo. Ahora, eso sí: cerró el ejercicio
con superávit.
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