Perdió la partida de billar y se le quedó cara de póker.
Hablando del Líbano, Samuel Naïr generaliza: El Estado es un sistema patrimonial de clientes y patronos que impide cualquier idea de interés general.
El título de L’Etranger, de Albert Camus, más que El Extranjero debería haberse traducido como “El Extraño” (o el Insociable). El tribunal, que representa a la sociedad que lo expulsa de su seno, no lo condena tanto por el asesinato de un árabe en la playa como por el hecho de no haber llorado en la muerte de su madre.
Aunque no viene muy a cuento, el "extraño" de Camus me recuerda a Narciso que, al marginarse de sus congéneres, incluida su enamorada ninfa Eco, el mito lo condena a contemplar en el espejo (en el agua del estanque) su propia imagen de por vida.
Cuando los tertulianos y analistas políticos no saben a qué atenerse, dicen que los ciudadanos españoles no saben a qué atenerse.
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