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Si ayer tratamos del “centro” como localización de lo moderado, hoy tocaremos lo contrario, la agresión violenta y desaforada en la conducta del animal racional, que es como nos gusta definirnos. La violencia es un uso de la fuerza para imponer algo o dominar a alguien.
La violencia letal entre miembros de una misma especie es típica
del animal humano. En los demás animales dos individuos de la misma especie
pueden pelearse y herirse, por la ingesta, por la hembra o por el territorio,
pero el vencido se irá y el vencedor no se ensaña normalmente con él. Incluso
son eficaces los gestos de inhibición de la agresión que estudió Lorenz, como
ocurre con el cánido que ofrece su cuello al rival y éste acepta de inmediato su
“bandera blanca”.
Para vencer este
impulso instintivo y poder así eliminar a los adversarios, que a priori son peligrosos, el Sapiens define (consciente o inconscientemente)
al enemigo como ajeno a su familia, a su grupo, a su especie, lo que le permite
acabar con él, sobre todo si lo hace a distancia. Para ello se sirve del
estereotipo (abstracto) de rival hostil que te matará si tú no le matas antes a
él. Sobre este dato Javier Cercas escribió su primera novela Soldados de Salamina donde un soldado
que debe matar a otro del bando contrario no puede hacerlo por haberse mirado de
frente los dos: al “identificarlo” como persona (individuo de su propia
especie) se quedó sin la protección del estereotipo que le habría permitido
disparar.
Hay muchos tipos de violencia: hay violencia de género, violencia en las conciencias, violencia verbal (la palabra como cuchillo)… Para definirla podremos utilizar términos como crueldad, furor, ferocidad, agresividad, ensañamiento, arrebato, brusquedad, dureza, vehemencia, violación, atropello…
Hay muchos tipos de violencia: hay violencia de género, violencia en las conciencias, violencia verbal (la palabra como cuchillo)… Para definirla podremos utilizar términos como crueldad, furor, ferocidad, agresividad, ensañamiento, arrebato, brusquedad, dureza, vehemencia, violación, atropello…
La diosa griega de la violencia Eris(*), que
para algunos es hija de la Noche, es hermana de Ares, dios de la guerra, que la
deja desmelenarse para protagonizar los horrores en los campos de batallas, en
los que se ensaña con una crueldad que ni el mismo Ares podría igualar.
El conflicto como acicate del progreso y
de la evolución socio-cultural es un tema recurrido en las ciencias sociales (Psicología,
Antropología, Sociología…, incluso en Economía si aceptamos la competencia como
disputa). Hegel incluso basó su teoría sobre la evolución histórico-social en
la lucha permanente que se afirma como tesis,
provoca una reacción como antítesis,
y la síntesis consiguiente repite el
ciclo como nueva tesis indefinidamente. No fue Schopenhauer quien dijo que “en
el amanecer de toda civilización brilla una espada”? La realidad confirma esa
afirmación: muchos grandes inventos se deben a las guerras: la rueda. el
teléfono, internet…
por persuasión |
No hay violencia, por extraño que parezca, entre los animales en la caza de presas para alimentarse, de
acuerdo con la posición del depredador en la cadena alimentaria. El
comportamiento del depredador y las reacciones químicas que la caza produce en
el mismo permiten identificarlo como un cuadro lúdico más que como un acto de
crueldad.
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(*)Hesíodo
la describe en su Teogonía, 226-232 como:
“Eris (la Discordia), insaciable en sus furores, engendró al doloroso Ponos (Pena), a Lete (Olvido) y a Limos (Hambre) y al lloroso Algos (Dolor), y a las Macas (Batallas), las Fonos (Matanzas),
las Hisminas (Disputas), las Androctasias (Masacres), los
Neikea (Odios), las Pseudologos (Mentiras), las Anfilogias (Ambigüedades), la Disnomia (el Desorden) y Ate (la Ruina y la Insensatez), todos
ellos compañeros inseparables, así como a Horcos (Juramento),
el que más problemas causa a los hombres de la tierra cada vez que alguno
perjura voluntariamente”.
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