sábado, 18 de mayo de 2019

1818 (S 18/5/19) Guerra! gritó ante el altar…

…el sacerdote con ira, guerra! replicó la lira con indómito cantar. Y cuando en hispanas tierras pasos extraños se oyeron hasta las tumbas se abrieron gritando: venganza y guerra! Esto está muy, bien, sí señor, cuando se trata de arengarnos contra el invasor, o cuando se trata de un poema, pero de ahí a elevarlo a paradigma de lo que debe ser un modelo en el código penal, vamos, vamos, vamos…
   Retomo el caso por la actualidad que recupera este tema con motivo de la captura de Josu Ternera.
  No me cansaré de reincidir en repetir, valga la reiteración, que la justicia no tiene nada que ver con la venganza, más aún, que la justicia nació y se justifica como contraposición a la represalia, por lo que nada hay más injusto que la venganza.
    Ya desde el año 2012(*) tratamos este tema en las entradas 448.2 del 18/9/2012: “Populismo penal” o en la 528.1 del 8/12/2012:La pena de muerte como venganza”. Y con motivo de la alarma que suscitaba el clamor por un agravamiento de las penas, en la entrada 1676, 26/12/18 Justicia? o Venganza? escribimos de nuevo que la justicia penal nació con el código de Hammurabí en la sumeria Babilonia allá por los años 1760 a.d.n.e. con la idea de reprimir la venganza. Y decíamos lo siguiente:
   “A finales del siglo XIX la antropología y la sociología denunciaron que las cárceles estuvieran ocupadas principalmente por personas de baja extracción social, que los delincuentes eran en gran parte víctimas de una marginación social, familiar y afectiva, y que las cárceles, en lugar de centros de regeneración, lo eran de perversión. Y con esta visión general y acertada se legisló para que los presos, aparte de castigados, fueran reinsertados; para que por buen comportamiento se beneficiaran de reducciones de penas, y para que, sobreponiendo la justicia a la venganza, las penas tuvieran un límite de tiempo (en España, 30 años). En los países nórdicos lo aplican con resultados sorprendentes. 
    Estas ideas progresistas no se pueden esgrimir a una madre que tiene delante el cadáver de su hijo, claro está, pero sí deben exigirse a un legislador que busque leyes justas en materia penal. Y he aquí que llega el neoneanderthal.com ministro de Justicia y nos anuncia que quiere reimplantar la cadena perpetua (“permanente revisable”, otro eufemismo). Otra marcha atrás. O sea, que para ganarse unos votos, los de las familias de las víctimas, recupera la venganza en el lugar de la justicia en el código penal.”
     No se puede modificar el código penal a golpe visceral de cada caso, como está ocurriendo ahora. Los códigos legales están llamados a sobrevivir las anécdotas por graves que éstas sean a nivel individual.
    Y no es verdad que agravando las penas, la represión, se consiga nada útil. La experiencia ha demostrado todo lo contrario. Además de que España, que  “goza” en Europa de las tasas (relativas) más bajas de criminalidad, tiene más presos en las cárceles que sus países vecinos. Cuando los energúmenos (juristas? sin exámenes, supongo) exigen a gritos la prisión permanente revisable sólo quieren arañar votos echando carnaza a la masa sedienta de sangre que cuando vocifera “justicia! justicia!” lo que grita es “venganza! venganza!”, así sin más.”
    En cuanto a Otegi también me he pronunciado expresamente sobre él en la entrada 1240 del 27/8/16(*). “Otegi ha sido declarado persona non grata por los estamentos oficiales sin ofrecerle ni siquiera el beneficio de la duda. Sin embargo, después de Rubalcaba no recuerdo que haya habido un colaborador más eficaz para obligar a ETA a abandonar las armas. Y lo hizo por la vía más democrática: convenciendo a sus compañeros terroristas a que se integraran en la vida política institucionalizada. El, por otra parte, desconozco que usara nunca un arma. Que cometió el delito de pertenencia a banda armada? De acuerdo, pero ya ha penado por ello. Sin un solo día de reducción de penas por el trabajo o por el comportamiento. Y si ahora se somete (o intenta someterse) al plebiscito de las urnas, qué mayor prueba cabe de su integración en la vida democrática? Los votos que sacara darían cuenta del sentir popular.
     Y entonces por qué ese rechazo social inducido hacia su persona? Pues lo diré: por venganza. No por justicia, no, sino por venganza, que es todo lo contrario de la justicia. Ya me he pronunciado en este blog varias veces sobre este tema (vide entrada n. 1040 del  10/2/15 “Leyes antipopulares” y anteriormente la 843 “Doctrina Parot, justicia o venganza?” del 23/10/13 que recogía a su vez la número 448.2 del 18/9/12).
      El pasado jueves 16 escribí en Facebook: “Aunque Josu Ternera colaborara en el desarme de ETA, no podría en ningún caso asociarse con Otegui que no cometió delitos de sangre. Sólo en el atentado contra el cuartel de Zaragoza en 1987, Ternera fue el autor de 11 muertos, de los cuales 5 niñas, y 88 heridos.” Y ante alguna protesta como: “Otegui fue colaborador en las acciones. No debería estar en la vida política”, contrarrepliqué: “Como cúpula de ETA que fue, delinquió. Y penó cárcel por ello. Pero lo cortés no quita lo valiente, y la idea, QUE SE DEMOSTRÓ EFICAZ, de integrarlos en las instituciones democráticas merece nuestro respeto y admiración. Otegui vivo y colaborando en la política es un magnífico ejemplo del Estado de Derecho y de modelo a imitar por la barbarie terrorista.
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(*) Entrada 448.2 del 18/9/2012: “Populismo penal”
    Entrada 528.1 del 8/12/2012: “La pena de muerte como venganza”
  Entrada  843 del 23/10/2013: “La Justicia nació para reprimir la venganza”
   Entrada 1040 de 10/02/2015: “Leyes impopulares”
   Entrada 1240 de 27/08/2016: “Otegi”
   Uniendo los tres primeros títulos tendríamos que si la Justicia nació para reprimir la venganza, aplicar la cadena perpetua (ahora llamada "prisión permanente revisable") es, como venganza, puro populismo criminal.

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