martes, 26 de marzo de 2019

1766 (M 26/3/19) Almodóvar


He visto su última película Dolor y Gloria. Una vez más, me digo como en todas, se acabó, ya no veo ninguna más. Porque Almodóvar nunca me entusiasma (con la excepción de Mujeres…, del 88), nunca me dice nada. Pero llega la siguiente, y hala, a verla, el mismo día del estreno. Será envidia? pura envidia cochina…
   Porque empezamos juntos, en el 80, él con Pepe, Lucy, Boom y yo con Femenino Singular, pero él triunfó, y yo, no. El montaba su primera película en la planta baja de Cinearte y yo la mía, última, en la planta superior. Pero Pedro es un comunicador nato, y yo no me comunico ni conmigo. De allí se lanzó como un cohete al estrellato mientras que yo les decía adiós, a los dos, al cine y a Almodóvar, pura envidia cochina? digo yo.
   (Diez años más tarde hice tres largos, a cual peor, y más de 50 cortos pero en video doméstico, VHS, y con un equipo de amigos, amateurs.)
    A estas alturas no vamos a descubrir a Almodóvar, que se ha ganado a pulso un respeto y reconocimiento internacional. Valiente, sincero, todo un profesional, sabe hacer cine como pocos…, pero sigue sin llegarme. Esta película última, y pido disculpas antes de decirlo, me parece un exhibicionismo que raya en lo impúdico. Si es autobiográfico, porque no se puede imponer a los demás. Y si es ficción, al remedar intimidades no puedo evitar censurarlo por lo mismo. A parte de que me aburrió (perdona, Pedro, pero me aburrió). Y Antonio Banderas me da la impresión de que, más que interpretar un personaje, está mirando a Hollywood buscando el galardón.
    Veo que Boyero lo ve así también, cuando escribe: “no logro que la necesidad de curación de este director tan universalmente famoso y admirado como íntimamente perdido me remuevan el alma, ni poco ni mucho ni nada… Todo está previsto para el éxito académico y una venturosa carrera comercial. Mi problema con su interpretación (la de Banderas) es que el personaje me deja frío o me huele a la eterna impostura”.
    Y Almodóvar dice de su peli: “No es autoficción, pero la película parte de mí mismo. Todo en mi cine es representación, huyo del naturalismo, no pretendo que mis películas parezcan reales; pero sí que el espectador se reconozca en ellas…” para luego contradecirse: “No habría guion si no hubiera sido operado de la espalda y vivido el largo posoperatorio y la inmovilidad que (me) vino después, así como el cambio radical que experimentan los músculos para compensar la “fijación” de la mitad lumbar. Pero no quiero hablar de ello, no soy una víctima ni quiero que se me vea así. Bueno, pues vale. Porque el autor no puede evitar exhibirse. Pero el arte está en disimularlo. Y encima hacer creer al lector/espectador que el relato/video se refiere a él.
    Así que..., sí, ya sé que en el arte si quieres comunicarte tienes que ser sincero. Desnudarte. Pero yo no sé que me pasa con Almodóvar, que no acabo de…, de… Y mira que le admiro. Incluso le rindo culto, aunque no lo parezca, ni me creáis.
    (Sigue, Pedro. Que seguro que acudo a la próxima el día del estreno.)

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