Lo absoluto,
por abstracto que sea, nos oprime cuando se trata de un dios o de cualquier
otro invento transcendente que esté fuera de toda duda y por tanto no se pueda falsear, en el
sentido popperiano de método científico para confirmar o refutar un pretendido
paradigma, lo que le permite rechazar la relatividad, la tolerancia, la diversidad y, por tanto,
fosiliza nuestra capacidad crítica en general. Si con frecuencia lo mejor es
enemigo de lo bueno, lo absoluto no es lo mejor, es lo óptimo.
Aplicando este postulado a la política, las
mayorías absolutas inducen al abuso del poder. Pues ¿de qué sirve un poder
absoluto si no se ejerce con abuso y arbitrariedad?
Habéis
entendido algo? Pues si es así, hacédmelo saber, por favor, a ver si me entero yo también.
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