miércoles, 23 de enero de 2019

1703 (X 23/1/19) Mercado libre, sí, pero regulado o sin control?

En relación con el eterno debate sobre mercado libre o regulado (“el mercado os hará libres”, pregonan los liberales remedando a Juan Evangelista 8,32 que dijo esto sobre la verdad, quizás para elevar el apotegma a un nivel bíblico y dogmático) hoy nadie duda ya de la necesidad  del mercado para crear riqueza. Pero la discusión se da entre un mercado libre ("si no es libre no es mercado", dicen sus partidarios) o regulado (para reprimir sus inevitables excesos y hacer posible la redistribución de la riqueza). Un mercado libre, a su aire, repudia cualquier intervención pública y reniega del Estado como de la peste.
       Sobre este tema Krugman se pronuncia en su artículo 
"¿Huele a libertad la comida contaminada?" con motivo de la actual paralización de diversos programas públicos, entre ellos los de la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA), que, entre otras cosas, intenta prevenir la contaminación alimentaria mediante inspecciones rutinarias de mariscos, hortalizas, frutas y otros alimentos. Estos controles reglamentarios se han interrumpido drásticamente, siguiendo la vieja tradición conservadora, desde Milton Friedman, que condena la existencia de la FDA por considerarla una injerencia injustificada en el libre mercado:
     “Si un partido (como el republicano en USA) afirma, año tras año, que la Administración pública es el problema, no la solución, y después se queja amargamente cuando la Administración deja de entregar los cheques, habría que prestar atención. Y si ustedes tienen sus propias inclinaciones libertarias, deberían preguntarse si les alegra lo que está ocurriendo al desaparecer parcialmente el Gobierno (paralizado por Trump). Sabiendo que los alimentos que están consumiendo ahora tienen más probabilidades que antes de estar contaminados, ¿les huele esa posible contaminación a libertad?

Y sobre las dudas que persisten en las instituciones europeas acerca de la necesidad urgente de cambio de la política neoliberal económica europea a otra expansiva que palíe las desigualdades que ha ocasionado la cruel política austérica actual, Krugman escribe:
  "La obsesión por el déficit fue profundamente destructiva en los años que siguieron a la crisis financiera mundial, y ayudó a los conservadores a imponer medidas de austeridad que retrasaron durante años la recuperación económica…/… Pero antes o después vendrá otra recesión, y una norma presupuestaria rígida no ayudará cuando eso suceda. Además, hay cosas en las que el Estado debería gastar dinero incluso cuando abunda el empleo: arreglar nuestras deterioradas infraestructuras y ayudar a los niños a obtener una educación, atención sanitaria y una nutrición adecuada. Dicho gasto tiene grandes compensaciones a largo plazo, incluso en términos puramente monetarios.…/… Aunque los votantes afirmen que les preocupa el déficit, prácticamente a ninguno le importa…/… Su verdadero objetivo no era limitar la Deuda pública sino reducir los programas sociales…/… Si bien la prudencia fiscal siempre es necesaria, el que los demócratas impongan una camisa de fuerza al gasto no parece una sana decisión.” (De Paul Krugman en su artículo semanal "¿Quién teme al déficit presupuestario?")
_________________________________
P/S: Sobre la crisis de ideologías en política económica os sugiero que leáis un texto, "El Estómago", de David Trueba:

No hay comentarios:

Publicar un comentario