sábado, 12 de enero de 2019

1692 (S 12/1/19) Programas maravillosos en distintas tonalidades

3 reflexiones, 3, de bote pronto:
Programas,  programas,  programas.
Los partidos políticos que, perdiendo en las recientes elecciones de Andalucía, unidos ganan por minoría mayoritaria, se aprestan babeando al reparto del botín jugándose los puestos de poder al tute o al guiñote, mientras babean con la boca llena que lo único que les preocupa es el bien de España y de los españoles, como bien todos sabemos.
    Las barajas con las que juegan no tienes “ases” porque los tienen todos escondidos en sus mangas.
*   *   *
Maravilloso!
Con tanto repetir en la radio y en la tele el adjetivo estridente maravilloso!, subiendo el tono hasta alcanzar el gallo, con tanto repetir este elogio los locutores y los famosos entrevistados no se dan cuenta de que lo envilecen. Intentan magnificar la noticia que van a dar a continuación con esa palabra tan reiterada que la degradan a nimia por no decir repelente. Porque lo importante lo es por su relevancia en relación con el contexto, pero si todo es igual de importante todo resulta irrelevante, por no destacar del resto.
    Esta vulgaridad se complementa con anuncio de noticias amplificadas artificialmente y que quedan en suspenso, “pero esto será dentro de un momento”, “un minuto y volvemos”, para dar paso a la publicidad… o a otra noticia que también dará paso a otra sin habernos enterado de lo que decía la primera, contra lo cual no tenemos otra defensa que el cambio de canal, o de dial. Y el caso es que lo hacen sonriendo para que el becario, o aprendiz, aprenda cómo se ejerce el oficio del periodismo profesional.
     Un penoso ejemplo de esta pobre praxis nos lo da Antonio Ferreras, digamos, de la Sexta Tv, canal, digamos, que ha sabido dar la cara con sus programas pero que los echa a perder con sus tertulianos tipo Inda o Maluenda y su presentador capaz de calificar, digamos, de dantesca la simple llama de una cerilla.
*   *   *
Tonalidades
Los efectos emocionales de la música son de lo más sorprendente, lo asegura Javier Sampedro. Los tonos mayor y menor se asocian a la euforia y la tristeza(*) (yo diría a la marcha militar y a la melodía melancólica). En un acorde de cuatro notas basta mover medio tono una de ellas para transformar la alegría en tristeza. (Y entonces, pregunto yo, por qué no añadir el medio tono de un sostenido a la nota anterior en lugar de un bemol a la siguiente? el resultado sería el mismo, no?)
________________
(*) La sonata en Re mayor de J.S.Bach es eufórica? a mí me parece dulce, arrulladora, melódica…, tanto que Ara Malikian se atreve a añadirle florituras empalagosas por su cuenta.
      Y si la modificas en Re menor resulta ser la magnífica  y estruendosa Tocata y fuga tan conocida. O sea, al revés de lo que dice Sampedro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario