domingo, 13 de enero de 2019

1693 (D 13/1/19) La magia mística de los números

Pitágoras hizo del Número su religión. No me extraña. Hoy seguimos siendo supersticiosos (creyentes) pero nos avergonzamos (o no) de nuestras carencias matemáticas que salvamos con un “yo, es que soy de letras”.
      El dios griego de los números y de las medidas era Hermes. El capítulo IV que le dediqué en mi ensayo Los Dioses Bajan del Olimpo lo titulé: Homo Curioso, el que “sometió a la naturaleza con medidas al ritmo (otra medida) de la lira”, insinuando la asociación de los números con la música (no en vano la música y los números son ambos un lenguaje universal). Los dos signos de identidad de las antiguas culturas sudamericanas, el calendario maya y el àbaco-quipu inca, no eran sino eso, puro Hermes: números y medidas.
      1, 2, 3… y 4. Con ellos basta (hasta que llegamos al 10. Y luego al 0). El 1 es filosófico, el individuo, yo. El 3 es “muchos”, más que 3 unidades, y así lo demuestran las raíces del mismo número tres, tropa, trop, trop, tribu, tributo… El 3, pues, representaba al colectivo, por contraposición del 1 individual. Así que 1, 2, 3…, y ya tenías bastante, para que querías más.
    Nos hemos saltado el 2 porque en principio no era un número con identidad propia, sino el contrapunto del 1. No existiría el concepto de largo si no fuera por el corto, ni el de guapo si no hubiera feos, etc.. Por eso todavía la lengua griega, el alemán…, además del singular (1) y el plural (3 o más de 3), tienen el número dual, que no es singular ni plural, sino la pareja, la perfección del 1 con su complemento-contrario.
      A partir del 3 entramos en la abstracción. Recordamos el experimento psicológico del cuervo que contaba hasta tres individuos, esperándolos a que salieran del hangar donde guardaba su nido. Pero si se añadía un cuarto… entonces se confundía. Con el 4 comienza el número abstracto.
      Las nuevas tecnologías y los cálculos necesarios para su desarrollo han hecho de la carrera de las Matemáticas una de las más solicitadas. Si hasta ahora no podíamos aspirar a un trabajo digno si no hablábamos idiomas, en el futuro mal les irá a los que desconozcan los principios elementales de las Matemáticas. Newton,  Nash, Gauss, Turing… son los nuevos semidioses que, junto con Galileo Galilei, nos aseguran que “el universo está escrito en caracteres matemáticos”.
    Paso por alto el triángulo de Pascal (o de Tartaglia), el binomio de Newton o la sucesión de Fibonacci… Por no hablar del sistema decimal o del sexagesimal que abandonamos  aunque permitía más combinaciones que el actual que tenemos vigente (quedan restos con los grados -360°…- o las horas -24- o las docenas de huevos -12-…).
Recomendamos vivamente el libro Historia Universal de las Cifras de Georges Ifrah. Imaginamos que valdrá la pena la colección Grandes Ideas de las Matemáticas en 18 entregas dominicales que comienza hoy con el diario El País, cuyos sugerentes títulos van desde el primero En principio fue el Número (emulando “en el principio fue el Verbo” –sobre todo el verbo escrito– de las religiones monoteístas o “en el principio fue el Maíz” del Popol Vu de los mayas) hasta Las matemáticas del azar, pasando por el escándalo de los números irracionales, todo es número,  el infinito, paradojas y axiomas de las matemáticas, las matemáticas en el arte, números irracionales, o los logaritmos y el cálculo infinitesimal.

        P/S.El uso de los números en las civilizaciones precolombinas podréis verlo en la entrada Tahuantinsuyo de pasado mañana martes.

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