Margot Molina nos informa de que la Real Fábrica de Artillería de Sevilla cambia
cañones por arte: el conjunto del siglo XVIII se convertirá en el Centro
Magallanes en 2021 gracias a un programa europeo que destinará 18,5 millones a
la rehabilitación de parte de sus naves en la primera fase. El año 2021 marca
el quinto centenario de la muerte de Magallanes y de su circunnavegación que Elcano
culminó en 1522.
Doce años después de
que Defensa cediera al Ayuntamiento de Sevilla la Real Fábrica de Artillería, un complejo industrial que
suma 22.000 metros cuadrados en pleno centro de la capital andaluza, el
conjunto tiene por fin un plan con respaldo económico que permitirá rehabilitar
sus edificios y crear un espacio de emprendimiento de industrias culturales y
creativas. La UE aprobó el día 10 un proyecto presentado por España y Portugal
y dotado con 27 millones —de los que 18,5 millones se destinarán a Sevilla— que
permitirá que el lugar del que salían cañones y proyectiles temidos en ultramar
se convierta en vivero de artistas. Se proyecta un gran contenedor cultural de
producción artística a nivel nacional e, incluso, internacional, que canalice
la creatividad que hay en Sevilla en las artes plásticas y escénicas,
incluyendo el circo y el cine”
“Queremos que el nuevo
Centro Magallanes sea algo parecido a El Cenquatre de París, el Azkuna Zentroa de
Bilbao o Tabacalera en Madrid. En sus 8.000 m2. habrá espacios de coworking, talleres
para creadores emergentes, salas de exhibición y un vivero de apoyo a la
innovación y al emprendimiento de las industrias culturales”.
Su ubicación es
inmejorable: rodeada por el río y la Torre del Oro, junto a la Puerta de Jerez,
detrás de la Opera y la Torre de la Plata, y a tres pasos de la Catedral.
Aunque el proyecto
aprobado por la Unión Europea, dentro del programa Crecimiento integrador a
través de una cooperación transfronteriza a favor de la competitividad
empresarial, tiene 11 socios de Andalucía, Algarve y Alentejo, Sevilla es la
mayor beneficiaria.
Los andaluces saben
hacer grandes obras con mínimos recursos. Imaginación no les falta. Tanto que
pueden hacer compatibles espacios vacíos con decorados abigarrados y barrocos.
A mí me agrada, por ejemplo, el centro comercial que construyeron sobre los
raíles y andenes de la antigua estación de Cádiz, en Plaza de Armas,
manteniendo su perdida identidad.
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