sábado, 15 de diciembre de 2018

1665 (S 15/12/18) Cuando salí de Cuba…

Acaban de entrar en vigor las nuevas normas de  Miguel Díaz-Canel reguladoras del trabajo no estatal que cancelan restricciones tales como un máximo de 50 sillas por paladar. Una silla más y el empresario de la paladar (restaurante) podría hacerse rico, y para eso no se hizo la revolución cubana, carajo, de aquí a la victoria siempre! Por esta hazaña, Díaz Canel pasará a la historia de Cuba como el gran reformador de la Nueva Economía.
    En 2010 había 157.000 autónomos; hoy son 589.000, el 13% de los ocupados. Si permiten realizar trabajos por cuenta propia alguno habrá que se anime a montar una granja de gallinas. Y entonces los cubanos podrán comer huevos. Otra hazaña, lo veis?
     La iniciativa privada estaba mal vista. En realidad toda la población cubana eran funcionarios pues trabajaban para el Estado. “Así se explica la desidia, la ineficacia, la indolencia del trabajador-funcionario que tiene asegurados sus (por lo demás escasos) ingresos cualquiera que sea su productividad (término capitalista!) en el trabajo. Y por eso faltan los ingredientes para cocinar, la nevera no funciona, el servicio es deficiente, etc., al faltar el lucro como motor y motivo de toda actividad económica. Suena muy bien decir que el altruismo o la prestación de servicios por el interés general debe ser una motivación más fuerte que el egoísmo, bravísimo! pero ese voluntarismo no lleva a nada, y mucho menos a la eficacia en la economía, pues contradice a la naturaleza del animal humano, con estos bueyes aramos”. Estas notas las escribí en mi novela Andrómeda Cubana al regreso de mi viaje a la isla del Caribe en noviembre 2005/enero 2006.
       Guantanameraaa…., guajira guan-tanamera…

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