Enric González nos describe los rasgos del fascismo que viene,
ese nuevo nacionalismo supremacista y excluyente que rebrota utilizando las
masas como legitimación.
El fascismo propone el
encuadramiento de la sociedad dentro de un esquema cuartelario, con mecanismos
más o menos brutales para eliminar el disenso frente al poder. Es una reacción
agresiva de la mayoría contra las minorías. El miedo, la raza, la patria, la
bandera, la religión, la frustración, el pasado (la historia falseada) pueden
suscitar violentas emociones colectivas. Amedrentar a la población no sólo la
hace más sumisa sino que además permite al poder autoritario presentarse como
padre salvador por lo cual éste estará interesado en inculcar una alarma social
que provoque una inseguridad colectiva. Y a tal fin reprobará la entrada de
inmigrantes porque nos roban puestos de trabajo y subvenciones poniendo en
peligro nuestra cultura (falso) y atribuirá a los extranjeros un pretendido
incremento de crímenes callejeros (más falso todavía).
Santos Julia identifica el nacionalismo con una
religión política, con sus dogmas, sus símbolos y ritos, donde la violencia se
asienta como un elemento central.
El fascismo de hoy no se proclama fascista sino democrático, porque la palabra “fascismo” sigue provocando un amplio rechazo y porque apela a una de las definiciones de la democracia, la más parcial, tan parcial que roza la falsedad: el gobierno de la mayoría. Cuando lo que define la democracia es precisamente su compromiso a garantizar los derechos de las minorías. El fascismo que viene trata de destruir la democracia en nombre de la democracia. Y se enmascara con un supremacismo narcisista para ocultar su complejo de inferioridad, ignorando que Narciso se ahogó abducido al fondo del agua por su propia imagen reflejada en el espejo del estanque.
El fascismo de hoy no se proclama fascista sino democrático, porque la palabra “fascismo” sigue provocando un amplio rechazo y porque apela a una de las definiciones de la democracia, la más parcial, tan parcial que roza la falsedad: el gobierno de la mayoría. Cuando lo que define la democracia es precisamente su compromiso a garantizar los derechos de las minorías. El fascismo que viene trata de destruir la democracia en nombre de la democracia. Y se enmascara con un supremacismo narcisista para ocultar su complejo de inferioridad, ignorando que Narciso se ahogó abducido al fondo del agua por su propia imagen reflejada en el espejo del estanque.
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