jueves, 29 de noviembre de 2018

1650 (J 29/11/18) La extraña pareja amor/odio

Lo contrario del amor no es el odio. Y viceversa. Realmente lo contrario del amor/odio es la indiferencia. Me explico. Aunque me repita más que un pimiento.
      Por más que se contradiga, somos animales gregarios tanto como individualistas. El egoísmo es necesario para conformar nuestra propia identidad y para sobrevivir. Esa individualidad exige un espacio propio que defendemos con uñas y dientes y del cual nos apropiamos marcando territorio. Lo cual es tan legítimo como necesario para nuestro desarrollo personal.
   Pero al mismo tiempo, y aquí aparece el conflicto, somos gregarios. Lo cual no significa solamente que necesitamos del grupo para la supervivencia, como individuos y como especie, sino que además es gracias al grupo que podemos subsistir. Aislados, no aplicaríamos nuestras capacidades cognitivas, ni siquiera el lenguaje. Si somos, como en efecto lo somos, mitad genética mitad cultura, nos desarrollamos como individuos mediante la emulación  de los demás (imitación de los que admiramos).
      Este conflicto, esta tensión, entra la necesidad de los demás y a la vez el rechazo de los más cercanos, que invaden “amorosamente” nuestra intimidad, explica la ambivalencia afectiva de amor/odio que tan bien explicó Freud. Así que la carga de odio hacia una persona es normalmente proporcional al amor que nos inspira. Amor y odio hacia la misma persona no sólo son compatibles sino que son inevitables. Lo que no significa que se justifique el maltrato en absoluto, que ése es otro tema.

Vuestros comentarios:
M.I.M. : Glub!
Tati: Totalmente de acuerdo.
C.T.:
G.M.: Siempre se ha dicho que para hacer daño a alguien lo mejor es castigarlo con el látigo de la indiferencia.
      -Pero si lo castigas ya no te es indiferente, no?
      -Es mejor que odiarlo.
C.F.M.: Creo que somos 20% genética 80% cultura. Y no creo que amor/odio sean inevitables o compatibles. Odiamos a la persona en la que nos vemos reflejados y no por eso la amamos.
      -Está bien cuantificarlo 20/80 en lugar de 50/50 cuando en realidad no es cuantificable y somos genética y cultura al 100% los dos.
A.G.L.: Voy camino del curre… Puede ser cultural, pero la palabra odio me resulta demasiado fuerte, la asocio a la ira, a un rechazo desproporcionado, incluso a la agresividad, que son absolutamente incompatibles con el amor... Aunque, estoy totalmente de acuerdo en todo lo demás, la dicotomía se resume en que hay días que te comería a besos; y otros, te tiraría por la ventana… Y hablando de otra cosa, tú no tendrás por casualidad…/…?
G.R.: …jejeje…
M.J.M.: De acuerdo con el principal axioma. La indiferencia es el antónimo del amor/odio. Sólo por aportar algo a lo que expones, tu idea de la endoculturación me parece bastante edulcorada. No es sólo por emulación a lo que admiramos por lo que asumimos las pautas culturales, sino que por el primitivo deseo de formar parte del grupo intentamos mimetizarnos con él y, por tanto, actuamos y asumimos como válidas las ideas, maneras y criterios que pensamos son admitidos por el grupo. (…/… Sigue…) Uf, cómo me enrollo. Pero tú sigue pensando y planteando reflexiones, que hay que mantener el cerebro activo.
      -De acuerdo.
V.V.: Los opuestos se necesitan forzosamente. No podemos conocer a -n si ignoramos a n. Así n -n = 0, que sería la indiferencia respecto al amor/odio. El punto neutro entre los opuestos es el tercer elemento a considerar para crear un mapa con mas precisión. Por ejemplo entre ¡qué frío!  y ¡qué calor! queda ¡qué a gustito estoy! 

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