La bloguera cubana exiliada Yoani Sánchez
(diario digital 14ymedio) nos informa
de los últimos acontecimientos en su amada Cuba. A Castro II le han llegado a llamar
el “revolucionario paulatino” por su velocidad de quelonio y profundidad epidérmica en el cumplimiento de sus prometidas
reformas desde el año 2006, diez años antes de la muerte de su hermano Castro I el 25 de
noviembre del 2016. Permitió que los cubanos pudieran contratar una línea de
telefonía celular, autorizó la compraventa de viviendas paralizada por décadas,
afrontando el grave riesgo de caer en prácticas capitalistas, impulsó (es un
decir) el sector privado bajo el eufemismo de “trabajo por cuenta propia” y
estableció un proceso de control (contraloría) para atajar el despilfarro, la
corrupción y la ineficiencia en las empresas estatales.
No pudo resolver la
unificación de las dos monedas que circulan en la isla, el peso cubano CUP y el
convertible CUC (1CUC= 1$USA= 26,5CUP), el cual es prácticamente inaccesible para el nativo y única
moneda admitida en los supermercados para extranjeros. Ni tampoco aumentó los
salarios ínfimos que recibe la mayoría de la población.
Tras la fractura por Trump de la alianza con EEUU, se inició una marcha
atrás de las reformas prometidas. Y así, “desde agosto del año pasado la mayoría
de las licencias para el sector privado están paralizadas, las prohibiciones de
viaje decretadas contra los opositores han aumentado y el discurso oficial ha
enfilado sus críticas contra los emprendedores locales.” La escasa natalidad y
la imparable hemorragia de exiliados harán de Cuba el noveno país más
envejecido del mundo en 2050.
El sucesor de Castro II, Miguel Díaz Canel, que no intervino en la
revolución cubana que se gestó en Sierra Maestra en 1957, hereda una sociedad
desanimada y un contexto internacional que lo rechaza, incluida Venezuela.
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