jueves, 12 de abril de 2018

1562 (J 12/4/18) Crisis de crecimiento en el feminismo

Los excesos que agreden por los flancos al feminismo van desde el machismo de las fuerzas militares hasta el feminismo exagerado que supera al machismo tradicional. Aquí van unas muestras:
  Por ejemplo, el de Zaida Cantera. ¿Os acordáis del calvario que la hicieron pasar hasta que consiguieron lo que buscaban: echarla del cuerpo militar? Bueno, pues no queda ahí. Como quedan impunes los superiores, se repiten los acosos sexuales. Leo en las noticias: “Un mes de arresto para una cabo que denunció por acoso sexual a un capitán”. Encima. O este otro: “sanción a una legionaria por no asistir a la Inmaculada”. Y eso que la legionaria estaba franca de servicio y gozaba de una reducción de jornada para atender al cuidado de sus hijos, licencia “supeditada a las necesidades del servicio”. Y como asistir a la Inmaculada formaba parte de las necesidades del servicio, su ausencia supuso una lesión a la disciplina.
    Urge implantar unos talleres para cursos intensivos en los medios militares sobre las relaciones racionales entre géneros sin que por ello puedan sentirse heridos ni bajarse su autoestima.
   Pero si esa agresión a la igualdad entre géneros tiene lugar en el flanco militar, la fuerte demanda de igualdad entre sexos provoca también desmanes por exceso de celo en otros frentes. Como éste:
    Tengo una pareja de conocidos en Valladolid que, con motivo de las manifestaciones del 8 de marzo, después de la concentración convocada en la Plaza Mayor de Valladolid por CCOO y UGT, coincidiendo con las dos horas de huelga, con la mayor parte de los trabajadores y trabajadoras allí congregados se unieron a una marcha estudiantil que se iniciaba en un lugar cercano.
     "Una chica joven y muy activista se dirigió entonces a mi compañera, Eva, que llevaba una pegatina de CCOO, recriminándole esa adhesión a la marcha estudiantil:
     – ¿Qué hacen ahí los tuyos, que no son convocantes?, preguntó.
     Eva, mi mujer, dijo:
     – A mí no me digas nada, que estoy aquí, díselo a ellos, compañera.
   – No me llames compañera, respondió la chica joven y activista. Tú no eres mi compañera.
     El alcalde Tiedra, que es de la coalición Valladolid Toma la Palabra y que charlaba con Eva, respondió:
     – Si no te podemos decir “compañera”, no tenemos más que hablar.
      Y la chica replicó:
      – Tú, un hombre, diciéndome lo que tengo que decir. Inadmisible.
    Se quedaron sin palabras, como yo ahora. Alguien podrá pensar que esto es una anécdota, pero yo pienso que es la cosecha de lo que se viene sembrando”.
    (La anécdota está entresacada de su contexto que es una entrada de blog de Marcelino Flórez en el que analiza la nueva corriente del antisindicalismo.)

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