Los excesos que agreden por los flancos al
feminismo van desde el machismo de las fuerzas militares hasta el feminismo
exagerado que supera al machismo tradicional. Aquí van unas muestras:
Por ejemplo, el de Zaida Cantera. ¿Os acordáis del calvario que la
hicieron pasar hasta que consiguieron lo que buscaban: echarla del cuerpo
militar? Bueno, pues no queda ahí. Como quedan impunes los superiores, se repiten
los acosos sexuales. Leo en las noticias: “Un mes de arresto para una cabo que
denunció por acoso sexual a un capitán”. Encima. O este otro: “sanción a una
legionaria por no asistir a la Inmaculada”. Y eso que la legionaria estaba
franca de servicio y gozaba de una reducción de jornada para atender al cuidado
de sus hijos, licencia “supeditada a las necesidades del servicio”. Y como
asistir a la Inmaculada formaba parte de las necesidades del servicio, su
ausencia supuso una lesión a la disciplina.
Urge implantar unos talleres para cursos intensivos en los medios militares sobre las
relaciones racionales entre géneros sin que por ello puedan sentirse heridos ni bajarse su
autoestima.
Pero si esa agresión a la igualdad entre géneros tiene lugar en el
flanco militar, la fuerte demanda de igualdad entre sexos provoca también
desmanes por exceso de celo en otros frentes. Como éste:
Tengo una pareja de conocidos en Valladolid que, con motivo de las
manifestaciones del 8 de marzo, después de la concentración convocada en la
Plaza Mayor de Valladolid por CCOO y UGT, coincidiendo con las dos horas de
huelga, con la mayor parte de los trabajadores y trabajadoras allí congregados
se unieron a una marcha estudiantil que se iniciaba en un lugar cercano.
"Una chica joven y muy activista se dirigió entonces a mi compañera,
Eva, que llevaba una pegatina de CCOO, recriminándole esa adhesión a la marcha
estudiantil:
– ¿Qué hacen ahí los tuyos, que no son convocantes?, preguntó.
Eva, mi mujer, dijo:
– A mí no me digas nada, que estoy aquí, díselo a ellos, compañera.
– No me llames compañera, respondió la chica joven y activista. Tú no
eres mi compañera.
El alcalde Tiedra, que es de la coalición Valladolid Toma la Palabra y que charlaba con Eva, respondió:
– Si no te podemos decir “compañera”, no tenemos más que hablar.
Y la chica replicó:
– Tú, un hombre, diciéndome lo que tengo que decir. Inadmisible.
Se quedaron sin palabras, como yo ahora. Alguien podrá pensar que esto
es una anécdota, pero yo pienso que es la cosecha de lo que se viene sembrando”.
(La anécdota está entresacada de su contexto que es una entrada de blog de Marcelino Flórez en el que analiza la nueva corriente del antisindicalismo.)
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