sábado, 3 de marzo de 2018

1523 (S 3/3/18) Economía de plataforma

Habréis podido comprobar que a menudo informamos de nuevos términos que pueden ayudarnos a ir por delante de la actualidad. Porque las palabras van por delante de lo que con el tiempo llegamos a aprender qué significan. Más aún la realidad no existiría si antes no le ponemos un nombre con el que reconocerla.
      Los que hayáis superado esta prueba podéis seguir leyendo. Es el caso que hace unos días adelantábamos un nuevo palabro que promete imponerse por su rotundidad: la economía colaborativa, y aunque no llegamos a entender lo que querían decir con ella, la citamos por lo que prometía, la copropiedad de los medios de producción (y de la producción misma) de los tres elementos intervinientes en ella: el capital, el trabajo y la sociedad en general, ahí es (entrada 1513 del X 21/2/18 último párrafo), con lo cual se conseguiría redistribuir la riqueza a priori, antes de producirla, y no después, como malamente se intenta hacer hoy día. Claro que estas frases tan rotundas son tan impactantes como huecas, si no explican, ni entendemos que se puedan explicar, cómo se hace lo que prometen.
     Pues bien, ahora nos salen con otra palabra que dicen que forma parte de la economía colaborativa, la economía de plataforma, que como veremos es justo lo contrario de la otra: las plataformas tecnológicas ponen en contacto oferta y demanda sobre la marcha, son el negocio de la era digital y más que producir sirven de lugar de encuentro. Para no aburriros con los detalles ni siquiera pongo un enlace con la fuente. Lo resumo delatando (spoiler) que se trata de contratar autónomos donde antes la producción la realizaban trabajadores. Utilizando el eufemismo que cubre con nuevas palabras, mejor en inglés, algo podrido (para que no huela), a estos nuevos/viejos autónomos/trabajadores se les denomina emprendedores. Si van en motocicleta y reparten pizzas, a título de ejemplo, pueden igualar a Deliveroo que cuenta con más de 30.000 repartidores (emprendedores, autónomos que no trabajadores) en 200 ciudades de una docena de países.
      O el crowdworking, donde un emprendedor puede acceder a un empleo, una traducción por ejemplo, desde Seúl para una empresa colombiana. Por palabros que no quede.
    Las ventajas son enormes (?): bajo coste, inmediatez, sin cargas de seguros sociales y reducción de impuestos, los riders y freelancers de low cost asumen todos sus riesgos y costos, etc., etc., etc.

      Termino con una de Mundo Today: Un repartidor obligado a cruzar Siria en bicicleta para entregar churros con chocolate, ha recibido una mala puntuación por entregar el pedido con retraso, sudado y con heridas de bala.

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