viernes, 23 de febrero de 2018

1515 (V 23/2/18) Europa no es la panacea

Que la mera entrada en la UE vaya a convertir en demócratas a países con experiencias totalitarias, por arte de birlibirloque, es un sueño que muchos acariciábamos pero no ha podido confirmarse en la realidad. Ahí tenemos a los países del este Polonia, Rumania, Bulgaria, Hungría… cuya deriva autoritaria choca frontalmente con los valores y objetivos europeos. Entrar en Europa no es la panacea que esperábamos para implantar la democracia, así, sin más. España, misma, sin experiencia democrática en 1982, después de 30 años seguimos arrastrando ramalazos franquistas que no pueden eliminarse con simples leyes sino que necesitan una regeneración cultural que lleva su tiempo. Sobre todo si el gobierno reaccionario mantiene el control en la política de educación.

      El caso de Kosovo es singular. Lo han reconocido como Estado más de 100 países, aunque no lo han hecho, por diferentes motivos, Rusia, China, India, Brasil y España. Su tasa de paro es todavía del 30% (y 50% entre los jóvenes) La parte norte de su territorio la ocupan serbios mientras que el resto lo habitan albaneses. Pasados 10 años desde su segregación de Serbia, con una población mayoritariamente musulmana, encerrada entre montañas balcánicas, en la lista de calidad democrática de Freedom House ocupa el puesto 122 sobre 176, después de Zambia. La droga, la impunidad, la corrupción lo colocan en el puesto 95 en la lista del EULEX, órgano europeo encargado de ayudar a Kosovo en su proceso de desarrollo político y social.

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