domingo, 11 de febrero de 2018

1503 (D 11/2/18) Picos, palas y azadones

“Picos, palas y azadones, cien millones de ducados…” fue el comienzo de la respuesta impertinente del Gran Capitán a su rey Fernando II de Aragón, el Católico, quien a través del Auditor de turno le exigía justificar sus gastos en la guerra de Nápoles que al parecer resultaban excesivos: más de 300,320.000 ducados de los cuales se negaba a rendir cuentas. Picos, palas y azadones…, hacen falta añadir más?
    Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, fue un noble, político y militar castellano, que nació en Montilla en 1453 y murió en Loja en 1515. Se hizo célebre por sus victorias en cientos de batallas y por sus artilugios bélicos tanto como por haber organizado el ejército español en “coronelías” (un arcabucero por cada cinco infantes y lanzas arrojadizas más espadas cortas a dos infantes de cada cinco) que más tarde darían tanta fama al duque de Alba (1507/1582) con sus tercios de Flandes.
     Viene a cuento sacar aquí la figura de este héroe militar por la actualidad que ha cobrado con motivo de la descodificación de cuatro cartas que le envió el rey Fernando II, de 20 páginas cada una, que darán información relevante sobre la tensión con su rey y sobre las campañas del Gran Capitán a Napolés así como a Sicilia y al Peloponeso.
   Por lo pronto los primeros párrafos descifrados retratan al rey Fernando reprochando a don Gonzalo, que también era su pariente, que hubiera escrito «al Rey de los romanos y al Rey y Archiduque mi fijo y han lo mirado algunos queriendo poner nota en vuestra limpieza». Esas dudas las expresa el Rey porque Fernández de Córdoba había escrito al archiduque con el fin de contratar lansquenetes, una infantería profesional armada con picas que precisaba para completar sus formaciones. Pero Fernando se lo prohíbe: «No cureys de escrevirles cosa alguna y si algo vos escrivieren o movieren consultad conmigo sobrello y esperad mi rrespuesta antes de rrespondelles porque para todo cumpll fazerlo asi». Y llega a instruirle sobre la conveniencia de unir en matrimonio, tras las campañas, a las viudas del lugar con soldados españoles.
     El rey Fernando el Católico pidió a don Gonzalo cuentas de en qué había gastado el dinero que se le había mandado para cubrir sus gastos de guerra, lo que el Gran Capitán podría interpretar como un insulto. Aunque según parece constan en algún archivo (el de Simancas?) las cuentas detallas de sus gastos, prefiero quedarme con la versión popular (por aquello de que si non e vero, e ben trovatoque refleja la altivez del Capitán y que reza como sigue :
    Por picos, palas y azadones, cien millones de ducados; por guantes perfumados para que los soldados no oliesen el hedor de la batalla, doscientos millones de ducados; por reponer las campanas averiadas a causa del continuo repicar a victoria, ciento setenta mil ducados; por limosnas para que frailes y monjas rezasen por los españoles, ciento cincuenta mil ducados; y, finalmente, por la paciencia de tener que descender a estas pequeñeces del rey a quien he regalado un reino, cien millones de ducados.

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