sábado, 3 de febrero de 2018

1495 (S 3/2/18) …todo se le vuelven pulgas

El refrán “a perro flaco todo se le vuelven pulgas” quiere decir que del árbol caído todos hacen leña, porque la debilidad nos deja sin defensas y expuestos a agresiones exteriores.
    Digo esto por los síntomas de asfixia que muestra Rajoy a quien impiden respirar ex-presidentes y tesoreros que le cercan, cada vez más cerca: González de Madrid, Camps de Valencia, Sánchez de Murcia, Matas de Baleares… más los Bárcenas de turno. La destrucción de los ordenadores para eliminar pruebas en sus procesos penales es una pataleta de alguien arrinconado que, abocado al abismo, se agarra a lo que sea para morir matando, como lo demuestra el hecho de los 35 reformateos! a que sometieron a la pobre máquina, para asegurarse de que no quedaban rastros. Que fueran 35 sólo podemos entenderlo como un grito desesperado: “sí, 35, qué pasa? pasa algo? pa chulos nosotros, a ver si se enteráis.”
     Hasta el Consejo de Europa, que ha podido ver la mascarada que era toda la falsa parafernalia del PP contra la putrefacción, avisa a nuestro Gobierno que estamos incumpliendo nuestro pretendido compromiso en la lucha contra las prácticas corruptas. Artur Mas, de Convergencia, hoy PdeCat, pudo no ser condenado personalmente pero las sentencias contra su partido lo han fulminado de la política. Es el caso de Rajoy, que además tiene fuertes indicios de haber participado en los ingresos con dinero negro, pero a éste parece que no hay quien lo mueva del sillón de presidente.
     Tras la hemorragia de los votos catalanes al PP, ahora descubrimos que el inmovilismo de Rajoy, no reaccionando ante los conflictos para que se diluyan solos, no es tal inmovilismo sino más bien catalepsia.

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