El refrán “a perro flaco todo se le vuelven
pulgas” quiere decir que del árbol caído todos hacen leña, porque la debilidad
nos deja sin defensas y expuestos a agresiones exteriores.
Digo esto por los síntomas de asfixia que muestra Rajoy a quien impiden
respirar ex-presidentes y tesoreros que le cercan, cada vez más cerca: González
de Madrid, Camps de Valencia, Sánchez de Murcia, Matas de Baleares… más los
Bárcenas de turno. La destrucción de los ordenadores para eliminar pruebas en
sus procesos penales es una pataleta de alguien arrinconado que, abocado al
abismo, se agarra a lo que sea para morir matando, como lo demuestra el hecho
de los 35 reformateos! a que sometieron a la pobre máquina, para asegurarse de
que no quedaban rastros. Que fueran 35 sólo podemos entenderlo como un grito
desesperado: “sí, 35, qué pasa? pasa algo? pa chulos nosotros, a ver si se
enteráis.”
Hasta el Consejo de Europa, que ha podido ver la mascarada que era toda
la falsa parafernalia del PP contra la putrefacción, avisa a nuestro Gobierno
que estamos incumpliendo nuestro pretendido compromiso en la lucha contra las prácticas
corruptas. Artur Mas, de Convergencia, hoy PdeCat, pudo no ser condenado personalmente
pero las sentencias contra su partido lo han fulminado de la política. Es el caso
de Rajoy, que además tiene fuertes indicios de haber participado en los ingresos
con dinero negro, pero a éste parece que no hay quien lo mueva del sillón de
presidente.
Tras la hemorragia de los votos catalanes al PP, ahora descubrimos que
el inmovilismo de Rajoy, no reaccionando ante los conflictos para que se
diluyan solos, no es tal inmovilismo sino más bien catalepsia.

No hay comentarios:
Publicar un comentario