El artista, o más ampliamente el creativo,
que concentra toda su atención en su obra se libera de pensar, aunque parezca
contradictorio. Estar absorto en la obra de creación equivale a una meditación
o mindfulness, atención concentrada y consciente, que centra toda
nuestra atención en un punto concreto, lo que nos permite dejar de atender
nuestros pensamientos habituales. En otras tradiciones meditativas usan
mantras, velas o imágenes. Se trata de permitir a nuestra atareada mente
posarse y descansar lo que nos permitirá filtrar y digerir la marabunta de estímulos
informativos y cognitivos que nos bombardean sobre todo en las redes sociales.
Cuando acometemos una tarea creativa disfrutamos de la propia actividad.
Sin importarnos cuál será su resultado o su posible aceptación, aplauso o
rechazo.
(Sabéis a dónde quiero ir a parar? Porque yo no. El que pueda que siga.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario