sábado, 20 de enero de 2018

1481 (S 20/1/18) Justicia? o venganza?

Me irrita ver que periodistas, y hasta jueces, confundan la verdadera naturaleza de la justicia con la venganza, cuando en realidad son contrarias la una de la otra. Cada vez se extiende más esta especie y no puedo evitar reproducir lo que ya en entradas anteriores(*) escribí sobre este tema. Ahí va, sin más, sin anestesia:

      La ley del Talión, ‘ojo por ojo diente por diente’, se interpreta erróneamente como una ley salvaje cuando en realidad fue la primera ley penal que constituía un avance social: limitaba la venganza a un ojo por ojo, uno solo, no dos ni tres ni cuatro, como ocurría antes de esa Ley. Así que la regulación de la justicia (penal) comenzó con la limitación de la venganza.
      Con el tiempo las sociedades se civilizaron y abolieron la prisión por deudas, los trabajos forzados, la cadena perpetua, la pena de muerte... Con razón, las regiones donde sigue vigente la pena de muerte (no digamos ya la lapidación) se consideran salvajes por su atrocidad.
    A finales del siglo XIX la antropología y la sociología denunciaron que las cárceles estuvieran ocupadas sólo por personas de baja extracción social, que los delincuentes eran en gran parte víctimas de una marginación social, familiar y afectiva, y que las cárceles, en lugar de centros de regeneración, lo eran de perversión. Y con esta visión general y acertada se legisló para que los presos, aparte de castigados, fueran reinsertados; para que por buen comportamiento se beneficiaran de reducciones de penas, y para que, sobreponiendo la justicia a la venganza, las penas tuvieran un límite de tiempo (en España, 30 años, ahora vergonzosamente prorrogables, un eufemismo de la cadena perpetua). Estas ideas progresistas no se pueden esgrimir a una madre que tiene delante el cadáver de su hijo, asesinado por un terrorista, claro está, pero sí deben exigirse a un legislador que busque leyes justas en materia penal. Y he aquí que llega el neo-neanderthal ministro de Justicia y nos anuncia que quiere reimplantar la cadena perpetua (“permanente revisable”, otro eufemismo). Otra marcha atrás. O sea, que para ganarse unos votos, los de las familias de las víctimas, recuperan la venganza en el lugar de la justicia en el código penal.
      Pues bien, ahora resulta que el 67% de los ciudadanos están a favor de la cadena perpetua (aunque la llamen de otra manera) para algunos casos, qué os parece? Y ahora qué hacemos? retrocedemos a leyes reaccionarias para dar gusto y carnaza a la masa sedienta de sangre? Porque si imponemos leyes penales justas, con las cuales superamos la venganza, estaríamos contrariando la opinión de la mayoría. Veis cómo hay leyes, necesarias, que pueden chocar con el sentir de esa mayoría?

P/S: Leo a F.Sabater que escribe hoy sobre los delincuentes (malhechores): "¿Qué haremos con ellos?... Hay que ponerlos para siempre fuera de la circulación humana... Al encerrarlos guardamos en sus celdas nuestra alma vacilante y traicionera".
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 (*) vga.: la nº 448.2 del 18/9/12,   la nº 843 del 23/10/13,   o la nº 1040  del 10/2/15.

7 comentarios:

  1. G.Marvizón:
    Si tú le quitas la vida a alguien la venganza podría ser quitártela a ti y a toda tu familia. Si ni siquiera te la quitan a ti sino que te meten en la cárcel toda la vida, no sería eso justicia?

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    1. Yo no lo veo así, pero no puedo añadir más argumentos que los que he expuesta en el texto de la entrada: "los delincuentes son en gran parte víctimas de una marginación social, familiar y afectiva.../...que los presos, aparte de castigados, pudiera reinsertarse", algo imposible si te retienen preso de por vida.

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  2. Tati Casado Martinez: Esta explicación tuya, totalmente ajustada, es muy difícil de difundir. Hasta la SER ayer se dedicó vender carnaza en su espacio presuntamente más serio. Zapatero recibió en su despacho a los padres de Marta del Castillo para escuchar sus opiniones. Claro que los familiares de las victimas quieren lo peor para sus verdugos. Es humano, lógico, lo contrario sería anormal. PERO PARA LEGISLAR, NO SE PUEDE SER PARTE AFECTADA. Esto está recogido en la frase "no se puede ser juez y parte a la vez". ¿Se imaginan a los padres de estas niñas como jueces de sus verdugos? Del mismo modo, ¿cómo van a tener la autoridad jurídica y psicológica necesaria para proponer la aplicación de tal o cual ley? ¿A quién en su sano juicio se le ocurriría? Pero la prensa ávida de carnaza, y los políticos con su demagogia habitual, los hacen opinar sobre jurisprudencia, código penal, y hasta de la división del átomo si fuera necesario y popular. Otro tema, el importante, es la posible reinserción y por qué vías, o el control permanente que deben tener este tipo de asesinos, para que no vuelvan a delinquir. Cuestión que deben estudiar los expertos, psiquiatras, sociólogos, juristas, muchos, pero entre ellos no los padres de las niñas asesinadas, que nunca estarán en condiciones de opinar objetivamente sobre este tema.

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  3. Bravo, Tati. Yo no podría expresarlo mejor.

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  4. ¿Cómo se hace hoy la reinserción?

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  5. Muy mal, porque la cárcel sigue siendo un centro de formación de malhechores. Pero que falle la reinserción no invalidada su necesidad. Habrá que hacer que funcione. Es como los tributos,que luego se utilizan mal, pero la solución no es quitarlos sino castigar a quienes hacen mal uso de él.

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  6. Aunque comparto tu argumentación general, sí que pienso que habría que hacer algunas modificaciones en el tratamiento penal de algunas situaciones. Por ejemplo, para eliminar la prescripción de algunos delitos, que más que por un motivo de justicia parece que ha sido legislada como una artimaña para burlarla. Y de algún modo debería quedar recogida la manera en que la sociedad va a manejar a los delincuentes que, en permisos carcelarios o al cunplir su condena, reinciden en su delito. La prisión de por vda no la encuentro ni justa ni eficiente, ni siquiera como venganza (más preferiría yo que se obligara a quien me hubiera hecho un daño a resarcirme, por ejemplo. Y no hablo de dinero. Sería cuestión de hablarlo más despacio). Pero está claro que la sociedad necesita defender-(se) de quienes reinciden en hacer daño, así que habría que buscar la forma de reinsertarlos o de mantenerlos apartados de sus posibles víctimas, que merecen ser protegidas, no te parece?

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