Redundando en el tema judicial que fue objeto de la entrada de ayer, hoy afrontamos el aforismo romano Summum jus summa injuria, que traducido al español sería algo así como "el derecho estricto es la mayor de las injusticias", o la ortodoxia procesal máxima es una heterodoxia judicial, o según san Pablo: “la letra mata, es el espíritu el que la vivifica”.
Porque he visto y oído en la tele la declaración de Alvaro Pérez, alias el Bigotes, uno de los tres líderes imputados
en el caso Gürtel a quien el fiscal no le dejó nombrar empresarios corruptos
por no ser tema de esta pieza separada que por lo visto trata “solamente” de la
financiación irregular del PP en Valencia, como si en esta financiación se
pudiera prescindir de quién suministraba los fondos y por qué lo hacía. Una
ortodoxia procesal que aborta la aclaración de la donación de fondos con motivo
de adjudicaciones de obras con sobrecostos al añadir en ellos la parte de
comisiones y sobornos. Algo que denuncio por encajar de lleno en el título de
este post: sumo rigor procesal, suma estupidez que impide afrontar el tema
raíz, que es el que más interesa.
Y esto lo dice un jurista (no creo que nunca antes me haya permitido
esta arrogancia), un jurista que afirma la supremacía del derecho natural y el
sentido común sobre el derecho positivo (los textos legales) y la ortodoxia
procesal.
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