martes, 3 de octubre de 2017

1417 (M 3/10/17) Blind dates. First dates.

Las citas a ciegas, o las primeras citas, excitan tanto como intimidan.
     Excitan por la novedad. Idealizamos los contactos nuevos de modo que los fantaseamos como maravillosos aunque luego puedan desengañarnos. Y si encima hablan un idioma que no comprendemos, ni te cuento. Las citas a ciegas a través de las redes sociales transportan feromonas. Por pronto que puedan decepcionarnos, el subidón que ocasionan vale la pena. No os lo perdáis. Que dura un soplo? Bueno, y qué? qué bonito que fue mientras duró.
  Pero también intimidan por el temor al fracaso, a ser rechazado, lo que nos inhibe tanto como nos provoca alardes penosos por innecesarios, y es causa de torpezas que no ayudan nada al éxito de la gestión. Por lo que conviene acudir a ellas sin prejuicios pero, eso sí, llevando el “no” por adelantado para no pasarlo mal por la posible decepción o rechazo. Aunque en ese caso, cuál es el riesgo? No pierdes nada por darte otra oportunidad.
     En estos lances puedes mentir lo que quieras, aconseja Ovidio. Los dioses no te exigirán cuentas si en materia de amores los pones falsamente por testigos. Y Luis Piedrahita califica de "falocias", no falacias, las mentiras que el macho suele utilizar para ligar(*), tales como “yo sólo he venido a esta cita para hablar y conocerte…”, “lo que más me gusta de tu cuerpo es tu mirada…, tu sonrisa”, “me encanta tu personalidad y lo claras que tienes las ideas”, “estoy cansado de mariposear, lo que busco es una relación permanente…”, “yo no soy de esos que buscan sexo la primera noche”, etc.
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(*)Engaños de poca monta para facilitar la misma”. Este humorista inventa significantes para significados huérfanos de un término que los identifique, como por ejemplo “hurtopías” para las falsas promesas de los políticos o “contenhedores” los recipientes de fétidas basuras. Las "falocias" son sólo aplicables al varón de la pareja.

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