“Hallazgo
valioso que se produce de manera casual.” El publicista avispado lo aplica así:
“Serendipia en Volkswagen. Descubre el efecto de ir a buscar algo y encontrar
algo mejor”.
La
primera vez que oí, o leí, esta palabra inglesa me sonó a campanillas. Y desde
entonces he buscado sus orígenes, sin encontrarlos. Hasta que al fin Alex Grijelmo
me los desvela.
Este
nuevo vocablo en castellano se halla en apenas 17 textos del inmenso banco de
datos de la RAE y sólo uno de ellos es anterior al 2002. Equivale a chamba,
chiripa, carambola…, aunque a mí me suena mejor (por esdrújula?) serendípiti. Apareció por primera vez en
un cuento del autor inglés Horace Walpole (1717- 1797) titulado Los tres príncipes de Serendip, que era
el nombre árabe de Ceilán (hoy Sri Lanka), los cuales príncipes resolvían siempre
sus problemas por casualidad.
El vocablo
quedó olvidado hasta que fue rescatado por la revista Scientific American en 1955 para referirse a grandes hallazgos
casuales. Serendipity se diferencia
de fluke (chiripa) en que la primera
se aplica principalmente a hallazgos científicos por casualidad mientras que la
segunda se refiere a una mera coincidencia afortunada.
Ok?
No hay comentarios:
Publicar un comentario