miércoles, 18 de enero de 2017

1372 (X 18/1/17) Cospedal no pidió perdón

Sobre el accidente del Yak-42 en el año 2003 los familiares de las víctimas necesitaban y exigían que la Administración, y más concretamente la Ministra de Defensa, pidiera perdón por los daños morales y de todo tipo que les causaron por la gestión desastrosa, cruel, incompetente, negligente del transporte de los militares y peor aún por el descaro y maltrato de la recuperación, repatriación y no-identificación de los cadáveres, tratados peor que los animales sacrificados en los mataderos municipales.
      Cospedal no pidió el perdón que los familiares, y todos, exigían. Y lo que es peor, en su alocución teatralizada redujo la cuestión a una compensación monetaria en la misma línea que hizo Trillo [: “esta gente lo que quieren es dinero… y es natural porque la muerte de los familiares no se paga con nada (!)"], en la misma línea que Trillo pero más falsa. Es el mismo argumento que utilizó el inefable Hernando cuando acusó a los descendientes de muertos sin enterrar desde la guerra civil de que se acordaran de sus padres y familiares solamente para cobrar las subvenciones correspondientes.
Cospedal no pidió perdón por los daños morales y de todo tipo causados a los familiares del Yak-42 sino por la tardanza en reconocer la RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL de la Administración, que no es lo mismo. Lo que el Gobierno hizo mal fue sólo haberse demorado en la instrucción del expediente, un papeleo más, vamos. Y lo repitió cinco veces: PERDON POR HABERSE DEMORADO EN RECONOCER LA RESPONSABILIDAD PA-TRI-MO-NIAL de la Administración, vale?, cinco veces, por si no había quedado claro, con las mismas palabras textuales las cinco veces, lo que delata su redacción meticulosa para "evitar pedir perdón por su actitud y conducta en la gestión del desastre". Porque el PP no puede pedir perdón, sería reconocer una pésima gestión, más que pésima perversa, y a eso el PP no está dispuesto, en absoluto. Pedir perdón requiere una honradez, dignidad y sinceridad que en Cospedal brilló por su ausencia, claro que no atendió a ningún cursillo teatral de Stalivnasky. Incluso en el conato de jipío y en la colocación de la palma de la mano sobre su corazón, sobreactuaba.
      Dijo que entre sus múltiples defectos no contaba con la soberbia, pero eso es como cuando el mentiroso dice que no miente. Y para demostrar que no era nada soberbia pidió perdón, sí, pero no por los daños causados y la imperdonable gestión del accidente SINO POR LA DEMORA incurrida en el reconocimiento de la RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL de la Administración. Reducir este caso a una mera compensación patrimonial es algo peor que lo que hizo el sinvergüenza y descarado Trillo, porque hace lo mismo que el ex-Ministro pero camuflándolo con una capa hipócrita de sentimentalismo y el uso de palabras cuidadosamente escogidas.
     Miente con descaro, manipula con eufemismos, se ríe del personal, en este caso incluso de los familiares de las víctimas. Si los políticos se califican por su prepotencia, su falsedad y falta de escrúpulos, Cospedal ha demostrado tener madera de política. 
      Todo mentiras, sólo posverdades: mentiras rentables políticamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario